Baguette: bolillo que los acomplejados parisinos alargaron.
Banderilla: en tauromaquia, instrumento de tortura; en tu boca, se deshace.
Beso: unión de dos mitades en las que literalmente la miel se desparrama.
Bigote: mostacho del Rey de Chocolate.
Bisquet: pan socialité; se lleva con la crema y con la nata.
Bizcocho: hembra altamente calórica.
Bolillo: pan que divide en dos al género humano: los que se comen el migajón y los que sólo lo hacen bolita.
Buñuelo: ese oscuro y crujiente objeto del deseo.
Cerdito: diminutivo de cómo te verás si sigues tragando bizcochos.
Churro: dulce efecto de la opresión de las masas.
Cocol: pan que describe a este país.
Concha: concepción esponjosa de un caparazón. En Argentina es pleonasmo comerla con cajeta.
Cubilete: panquecito que no deja su relleno al azar.
Cuerno: especialidad de Sancho, el panadero.
Dona: objeto topológico con o sin relleno.
Espejo: galleta que muestra por qué en México la gula vence siempre a la vanidad.
Garibaldis: bizcochos que tienen bolitas que les suben y les bajan, ay, que les suben y les bajan.
Gordita de nata: principal fuente de empleo en el Periférico.
Hojaldra: el gañán de ese bizcocho.
Mantecada: panquecito cuyo destino es una cadera mantecosa.
Moño: prenda del caballero azucarado.
Ojo de Buey: el que nunca cierras, hojaldra.
Ojo de Pancha: globo ocular de Francisca la tuerta.
Oreja: bizcocho favorito de un tal Arizmendi.
Pan Chapata: pierna de Francisca la coja.
Pan de muerto: panezote al que le convidas una rebanadita a tus difuntos y el resto te lo zampas.
Panqué: pan dulce que, como no tiene abuela, se quedó sin apellido.
Piedra: partícula de la litósfera de un planeta comestible.
Polvorón: mazapán en esteroides.
Rollo: choro mareador de la canela.
Rosca de Reyes: pan que, si te sale el niño, actúas como en un embarazo no deseado: lo escondes, lo niegas, dices que no es tuyo…
Sema: pan objeto de estudio de la semántica.
Telera: invento mexicano en tres dimensiones y a color.