El Museo de la Ciudad de México presenta la exposición Zona de Indiferencia, de Mario Palacios Kaim, una experimentación sobre la indiferencia de la obra artística hacia las interpretaciones y opiniones del espectador o del especialista en arte, dejando un espacio libre para la relación subjetiva de las piezas con cualquier persona, y evidenciando el paso inexorable del tiempo.
En esta ocasión busca profundizar en lo relativo de la autoría en el arte, de tal modo que Zona de Indiferencia es una exposición donde se hace evidente la relatividad de la autoría, señalando con claridad que las piezas de la exposición nacen de la coincidencia, la sincronicidad y el destino.
La belleza no es exclusiva de las obras de arte, e incluso los materiales industriales de desecho, las mermas, pueden ser bellas si las observamos y apreciamos de distintos modos. Zona de indiferencia propone la apreciación del tiempo a través de la transformación indispensable de todas las cosas.
La muestra profundiza en la coincidencia, la sincronicidad y el destino, y las piezas que la componen son “hijas de la obediencia, no de la libertad”. “Su finalidad”, afirma, “sobrevive en una zona de indiferencia que se actualiza necesariamente a cada instante.
El mundo del arte no es su único mundo: ellas son ellas mismas. Lo que le importa es esta presencia que uno puede visitar, que uno puede recorrer”. El mundo que nos rodea permanece al margen, indiferente a las especulaciones teóricas, anulándolas.
Esa es la búsqueda de esta exposición: subrayar el silencio, priorizando la experimentación de lo que miramos: el paso indiferente –inexorable– del tiempo.