Playa Troncones se ubica en el estado de Guerrero, a media hora del Aeropuerto de Zihuatanejo; y aunque no es que sea un lugar precisamente desconocido, se mantiene como un destino de esos que siguen siendo aptos solo para descansar (claro, tampoco está prohibida la fiesta). En este poblado encontrarás una playa semivirgen ideal para quienes quieren bajarle al ritmo de vida y conectar con la naturaleza.

Justo entre las montañas de la Sierra Madre del Sur y el Pacífico, a donde se puede llegar por tierra o por aire ―recomendamos en avión para potencializar la relajación―, encontrarás Troncones. Su relación con Ixtapa bien podría ser la que tenía playa Zicatela con la parte más mainstream de Puerto Escondido hace años, ¿o décadas?

Así como algunas de las costas oaxaqueñas, playa Troncones es mar abierto con olas aptas para surfear. Pero eso no significa que tengas que ser deportista para disfrutarlas. Ahí también se puede practicar boogie board, montar a caballo o, por qué no, caminar descalzx por la costa hasta donde el clima te lo permita, siempre y cuando no olvides la protección solar y agua, mucha agua.

Eso sí, recuerda que al ser mar abierto, debes tener precauciones máximas y atender a las recomendaciones locales.

Descanso de diseñador

En este paraíso hay varias alternativas de hospedaje, pero para este entorno natural la más conveniente es una en la que haya paz y silencio, Pero tampoco hay que renunciar a las comodidades y al buen comer que con la vida adulta cada vez nos merecemos ―o al menos eso creemos― más. Y es ahí donde entra Lo Sereno, hotel boutique tan instagrameable como apropiado para la desconexión extrema, lo que hace honor a su nombre. 

Este remanso de paz es uno de los 23 hospedajes mexicanos ―único en Guerrero― que son miembros de Design Hotels, lo que es garantía de arquitectura visionaria que convive con el entorno, hospitalidad y propuestas sostenibles en sus servicios.

Con solo 10 suites, Lo Sereno, Casa de Playa hace que te desconectes del barullo de la ciudad ―y del de tu cerebro a mil por hora― en cuanto entras a las instalaciones (no te preocupes, obvio hay wi-fi). Es el lugar ideal para despegarte de las pantallas, si es que así lo prefieres, broncearte y dar ese icónico brinco en la playa durante el último segundo de la puesta de sol.

Para llegar a algunas de las suites, se pasa por un puente que nos hace sentir que en serio estamos haciendo una transición, mientras que la vista desde las que están en la planta alta es inmejorable: directito al mar. Estas habitaciones no tienen desperdicio, pero lo que te volará la cabeza son los baños encapsulados con paredes de cristal y regadera al aire libre. Es algo así como el equilibrio perfecto entre el lujo y la aventura.

Comer, beber y nadar en Troncones

La terraza del hotel boutique tiene conexión a todo: infinity pool a la izquierda, para cuando te cansas de luchar con las olas; bajada directito a la playa, si quieres tomar el sol, echarte una pestañita o saciar la sed de la mala ―eso sí, jamás te dejarán deshidratadx, tendrás agua fría y potable en cada momento―; y a la derecha, la barra y la cocina.

Ahí también está el servicio de restaurante, donde entre palmeras y más plantas podrás probar un menú estratégicamente creado: con ingredientes frescos y locales preparan comida mexicana e internacional durante el día y al anochecer. Para desayunar, una recomendación para lxs de buen diente son los chilaquiles con tasajo.

Ya en la comida y cena la cosa se pone mucho más interesante. El hummus y el guacamole son ideales para compartir, mientras que de los especiales te recomendamos el tartar de atún y la ensalada griega. También hay tacos estilo Ensenada o de puntas de filete de res.

Entre lo imperdible de Lo Sereno está el Fritto Mixto, con camarón, pulpo y pescado; las gambas al ajillo o el spaghetti alle vongole (con almejas). A la hora del postre, el flan tiene un equilibrio perfecto para el clima caluroso; mientras que de drinks, encontrarás todos los clásicos vacacionales como piña colada, tinto de verano, cerveza o mojito para acompañar los aguachiles o las papas bravas.