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Visitando a los duendes en Huasca de Ocampo

Ex haciendas pulqueras, formaciones rocosas impresionantes y… duendes (reales). Este es tu llamado para visitar Huasca de Ocampo, primer pueblo mágico de México.

Mi asiento es un hongo gigante. Bueno: un banco de madera tallada y pintada para asemejar un hongo gigante. Estoy en medio de un salón semiabierto, donde pululan asientos idénticos al mío. Al frente, sobre un escenario hechizo, cuelgan pinturas amateur (por decir algo) de hadas, gnomos y chaneques.

La guía del Museo del Duende, cerca de Huasca de Ocampo, Hidalgo, repite el monólogo memorizado que da inicio al tour del museo: “Los duendes son seres traviesos que viven en los bosques. ¿Sí los han visto o no los han visto? Que les gustan las cosas brillantes, ¿a poco no les ha tocado? Entre ellas, las envolturas de dulces y sobre todo las piedras preciosas. Y por eso, es por eso, por eso es que hay tantos duendes acá en Huasca, acá en las minas de Huasca, porque están lampareados con los minerales de acá de Huasca”.

La guía, rodeada de esculturas de madera pequeñas y grandes de representaciones duendísticas de todas las latitudes del mundo, habla de los duendes de Huasca como entidades reales. Y con justa razón: los duendes, en Huasca de Ocampo, son mucho muy reales.

Este lugar, a aproximadamente dos horas de Pachuca, fue el primer pueblo mágico de México, allá en 2001. Su origen se remonta a la época colonial, cuando la región empezó a ganar importancia por la minería y el pulque, a las cuales les debemos las bellezas arquitectónicas de la zona: las famosas haciendas de Santa María Regla y San Miguel Regla. Pero, más que las haciendas, la belleza de Huasca está en sus formaciones minerales, sobre todo los prismas basálticos: creados por el enfriamiento lento de la lava hace millones de años, estos “tubos de roca” ofrecen un espectáculo visual impresionante. 

¿Pero y los duendes qué? Bueno: resulta que en todas las zonas mineras del mundo siempre se ha creído que seres minúsculos se dedican a cuidar la brillante riqueza del suelo. Y Huasca no es la excepción. Es por eso que, tanto en el parque de los prismas basálticos, como en Huasca y alrededores, encontrarás tiendas de joyería con sus respectivos cuarzos en todas sus modalidades (que su collar, que su pulsera, que su anillo…), y en todas también encontrarás duendes a la venta.

También puedes visitar uno de los dos museos del duende que hay en la zona. Más que por su cualidad de museo (no verás piezas únicas), vale la pena visitarlos para entender la cultura de la zona, para ver la presencia que estos seres tienen entre la gente y la devoción que provocan.

Prismas Basálticos

Para visitar en Huasca de Ocampo

  1. Prismas Basálticos: Además de la selfie con los prismas y las cascadas, puedes recorrer los puentes colgantes, senderos y albercas del parque. Termina la experiencia con una michelada o una margarita de mango helada.
  2. Haciendas de Santa María Regla y San Miguel Regla: Estas antiguas haciendas pulqueras permiten experimentar la grandeza de la época colonial. Pasea por sus jardines, admira su arquitectura y conoce más sobre la historia del pulque. También puedes hospedarte en ellas.
  3. Museo del duende. Estas leyendas han sido transmitidas de generación en generación y son parte integral del folklore local. Se dice que los duendes de Huasca son guardianes de la naturaleza, y aunque suelen ser esquivos, algunas historias narran encuentros entre estos seres mágicos y los habitantes del pueblo. Además de conocer los distintos tipos de duendes, puedes contratar un tour nocturno por el bosque: capaz que logras cotorrear con uno de ellos.


Para hospedarse en Huasca de Ocampo

Aunque en el pueblo de Huasca existen muchas opciones para hospedarse, te recomendamos que aproveches el bosque y te alojes en uno de los muchos glampings disponibles. Por ejemplo, estos dos:

Pinochueco. Este hotel ofrece cabañas grandes para familias (algunas tienen incluso jacuzzi), pero también pequeños glampings para una o dos personas, a precios accesibles, que cuentan con un enorme lujo: dormir viendo árboles.

Namasté Cabañas. Estas cabañas rústicas están ubicadas en medio del bosque. Su remota ubicación (no es queja) se combina con servicios como masajes y temazcal.


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