La vida es para gozársela, pero nadie tiene suficientes superpoderes como para no sentirse depre alguna vez. Acá te recomendamos unos cocteles dulces que son verdaderas bombas de felicidad, para que las tengas a la mano en caso de emergencia —o para cuando quieras darte un gustito—.
Buckbi
Este trago va a quitarte cualquier pena como por arte de magia. Lo venden en Incantatum, un restaurante ambientado con motivos de hechicería, y lleva licor de café, whisky irlandés, crema de leche, helado de vainilla, una carga de expreso y crema batida encima. Es ideal para que lo tomes en días calurosos, porque su consistencia es como de frappé, y va perfecto con cualquier tentempié.
Villa de Santa María
Recrea tanto las notas dulces, como amargas del cacao natural. Para potencializar la combinación, lleva licor Campari, coñac Hennessy Very Special y refresco de cola con toques de cereza. Este cóctel de Limantour, que suele ser bastante sobrio en su presentación, te dejará azucarado el paladar un buen rato, pero no te va a empalagar. Es ideal para que lo pruebes cualquier día, mientras le cuentas tus penas a algún amigo.
Malteada de gansito con mezcal
Este es de los antojos más golosos que puedes tener. Se trata de una malteada especial con piquete que venden en L’Encanto de Lola. Si de por sí visualmente ya da un poquito de culpabilidad, imagínate darle un sorbo a la mezcla cremosa con un toque de mezcal, tequila o vodka, al mismo tiempo que le muerdes una esquina a su famoso panqué cubierto con chocolate. Sin duda, este trago es para casos extremos de necesidad de endorfinas.
Kafkafé
Te espera en Bukowski’s Bar, como una opción de café frío que no querrás compartir con alguien que no sea especial. Lo sirven como un capuchino helado enorme, con una onza de vodka y un toque leve de canela. El vaso viene escarchado con azúcar morena y no es nada caro, así que si la depre anda intensa, por lo menos no dejarás vacía tu cartera.
Delirio
Se trata de un shot largo, que preparan en El Pecado de Noé, con tres capas distintas: una es de licor de chocolate Mozart; otro, de leche descremada, y la última, de vino tinto. Lleva azúcar mascabada en la orilla y (tenemos que decírtelo) es bastante engañoso. Con dos que te tomes vas a empezar a sentir el poder del piquete y del azúcar, pero de algo estamos seguros: toda la tristeza que traigas se te va a olvidar.