No puedo revelar dónde estoy, solo puedo decir que me encuentro cómodamente sentada en un elegante sillón rojo con un Corpse Reviver No. 2 (deliciosa combinación de sabores cítricos y dulces) en la mano, y los seductores sonidos de blues y gospel como música de fondo.
Somos pocos, apenas un puñado de personas los que poseemos una membresía del Hanky Panky, un speakeasy bar que lleva el nombre de la primera bebida diseñada por una mujer, Ada Coleman, quien la hizo para el American Bar del hotel Savoy en Londres a inicios del siglo XX.
Al llegar, Berit Jane (Felina, Bang Bang), la directora de barra, me cuenta que la exclusividad es solo para tener mayor comodidad (el lugar es muy pequeño) y así disfrutar de una mejor experiencia a través de su coctelería y su comida.
Hay tres cartas: con clásicos (Mojito, Old Fashioned), remasterizados (Daiquiri, Corpse Reviver) y una más con tragos de autor, como los de Guillermo Domínguez (Limantour) y Philippe Ziague (Artemisia).
Maycoll Calderón (el chef de Huset) diseñó el menú de comida con platillos únicamente para maridar con estas bebidas. El brisket en pan artesanal con mayonesa de chiles le va perfecto a un Fortunight (de Ricardo Sandoval, head bartender), lleno de sabor a mezcal espadín, jugo de limón, apio y adornado con un racimo de uvas verdes. Así, las horas transcurren sin que me dé cuenta.
Al final, la expectativa se cumple: la excelente coctelería y comida, la agradable música, la acogedora decoración y atención, sólo tienen sentido cuando ansío regresar una vez que estoy de nuevo en esa esquina de la Juárez, delante de la falsa puerta de refrigerador de cervezas que se acaba de cerrar tras de mí. Quienes logren entrar, sabrán a qué me refiero.