Cervecería Escollo: las cheves más chilangas de CDMX

No hay un registro exacto, pero es posible que la Porter de Cervecería Escollo haya sido la primera cerveza chilanga en ofrecerse en un restaurante de la ciudad. Hace diez años los restauranteros firmaban contratos exclusivos con una de las dos grandes cerveceras de México: Cuauhtémoc Moctezuma –antes de que fuera subsidiaria de Heineken– y Modelo. Fueron los de Los Danzantes, en Coyoacán, los primeros en romper esa exclusividad y arriesgarse a ofrecer esa chelita artesanal en su carta.

Esa porter fue también el primer éxito cervecero de Jorge Ringenbach cuando fundó Cervecería Escollo en el sótano de su casa. Hoy ya está en un montón de chelerías de la ciudad, aunque lo mejor es echársela en el bar, junto a una gordita de chapulines y jazzecito en vivo (solo jueves).

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Cervecería Escollo: diez años de cheves chilangas chingonas

Foto: Michelle San Miguel

Con la recompensa de su primer caso ganado como abogado, Jorge compró equipo para hacer cerveza casera. Así nació Cervecería Escollo y con ella la ahora fructífera escena de la chela artesanal en la ciudad.

Al principio solo hacía clara y oscura de barril. A sus casi diez años lleva más de 50, incluidas las chulas ediciones especiales y las ocho que tiene en la línea de embotelladas –varias con medallas importantes–. Y para que los cerveceros aficionados no nos aburramos, Jorge saca entre tres y cuatro nuevos estilos ¡cada mes! Variedad y frescura no faltan acá.

Foto: Michelle San Miguel

Además de hacer ricas cervecitas, otro acierto de Jorge fue asociarse con Juan Vaquero (amante y conocedor del mezcal) y abrir juntos la casa de su chela, Cervecería Escollo. A diferencia de otras, esta ofrece comida mexicana, variada y sabrosísima y tiene, además, una selección exquisita de mezcales artesanales (llegan a tener hasta 160, de distintas regiones mezcaleras del país), porque mezcal + chela = ❤️.

Foto: Michelle San Miguel

Cuáles están ricas en Cervecería Escollo

Recomiendo: la Dinamita, una chela lupulosa y herbal con muy buen nivel alcohólico que va bien con la torta de cochinita; la Manfred, de fermentación láctica con mango y miel de agave que tiene un sabor especial, entre salado, ácido y ahumado (mejor es su edición especial, que estuvo añejada durante un año dentro de una barrica de mezcal) que va bien con una tlayuda; y la Caledonia, una escocesa que es dulce como un caramelo (¡casi un postre!) pero compleja por su mezcla de sabores y alcohol. Para el fondant de chocolate con chile ancho va bien la Porter (por sus matices chocolatosos). Aunque, la neta, la mejor chela es la que te gusta, así que mejor pide la degustación, pruébalas todas y quédate con la que más te acomoda (consejo aplicable también a la vida).