Resulta que un día el Internet llegó hasta las manos de tus papás e irremediablemente crearon su perfil de Facebook.
Entonces vino la obligada solicitud de amistad de tu mamá. No sabías qué hacer: ‘la agrego, no la agrego’ te preguntabas, hasta que cediste a la presión de tu jefa y le diste ‘aceptar’.
Fue cuando te diste cuenta del grave error que habías cometido y comenzaron a aparecer los típicos inconvenientes de tener a toda la familia en tu TL.
¿Te identificas?
*Comienzas a meditar qué postear y qué no. Hasta que conoces la casilla ‘personalizado’ en la tecla ‘publicar’.
*Por ahí a alguien se le ocurre etiquetarte en una foto comprometedora y te enteras cuando tu mamá te recibe con un ‘óyeme chamac@, qué son esos desfiguros’.
*No falta la tía que comenta todas tus fotos y te dice ‘ay mi’jit@ qué guapa saliste’, cuando obvio agarraron tu peor perfil.
*Se pronuncia tu abue y comienza a subir (tomadas con su celular) tus fotos de la infancia desnud@ o con poses de oso y comienza a etiquetarte a diestra y siniestra.
*Tú no te ofendes porque comentan tus estados y fotos con faltas de ortografía, pero tus amigos sí se burlan a tus espaldas.
*Ya no puedes inventarte razones para no ir a la fiesta, tus amigos sabrán en dónde estás cuando tu papá te etiquete en la Feria de Chapultepec.
*Cuando te vas de pinta, le pides a tus cuates que no te etiqueten en las fotos en el cine, para que tu mamá no se entere.
*Tus tías se la pasan sugiriéndote que le entres a Farm Ville y a Candy Crush.
*También publican en tu muro las famosas cadenitas que saltaron del mail a Facebook, con la amenaza que si no lo copias en 100 muros más, se te va a atrofiar aquellito.
*Tus papás te regañan en los comentarios de tu estado.
*Piensan que tus cuates te están aplicando el bullying y te defienden insultándolos.
¿Qué otros contras ves tú?
Aunque claro, esto pasa en algunos de los casos, por supuesto que hay quienes disfrutamos al máximo tener a nuestros papás y tíos y abuelos en Facebook.