Somos unos hijos del internet. Nuestros papás se esforzaron en hacer un buen trabajo, sí, pero la verdad es que la world wide web se ha puesto bien necia y ha sido ella quien ha terminado de amamantarnos. De 1990, año en que se registró el primer vistazo de la red en México, a la fecha hemos tenido grandes aprendizajes que jamás hubiéramos tenido sin ella. En el día del internet, no hablemos de que en un clic podemos enterarnos de lo que ocurre, en ese preciso segundo, en Asia, África, la luna… hablemos de cosas más básicas.
Como las siguientes…
Gracias a internet hemos apelado a nuestra desesperación. Los tiempos han cambiado, igual que nuestra capacidad de tomar las cosas con calma. Todo lo queremos en friega.
Gracias a internet hemos dejado el anonimato. Le decimos a la gente de dónde venimos, de quién somos amigos, dónde estamos, a dónde vamos. Claro, normalmente siempre hacemos público sólo aquello que queremos que sepan.
Gracias a internet en estos tiempos todos podemos famosear. Hasta hace algunos meses bastaba con saber elegir tu nombre de usuario y tu foto de perfil en Twitter para conseguir cientos de seguidores. Creemos que esto ha cambiado y que hemos aprendido entre lo que merece la pena y lo que no. Queremos creerlo.
Gracias a internet estamos desbordados de información basura. La libertad y la capacidad que tiene la red de condensar datos ha hecho que muchas veces desconfiemos de ella. Por falsa y mentirosa.
Gracias a internet hay quienes han abandonado el contacto físico. Y se han clavado tanto en estar detrás de la computadora que se han convertido en seres tímidos, individualistas, sin darse chance de entrarle a la comunicación no virtual.
Pero no todo puede ser tan malo.
– La opinión pública por fin es escuchada. Numerosos acontecimientos de relevancia nacional e internacional han registrado un avance gracias a la presión que los ciudadanos del mundo hacen por esta vía.
– Existe Google. Y YouTube. Y el GPS.
– No hay pretexto para no estar informado. Salvo que vivas en Bahréin, Bielorrusia, Arabia Saudí, Birmania, China, Corea del Norte, Cuba, Irán, Uzbekistán, Siria, Turkmenistán o Vietnam, países que lamentablemente son víctimas de censura por parte del gobierno.
– Podemos ser una sociedad civilizada y compartir.
– Sabemos qué se escucha, qué se ve, qué se dice, qué ocurre en otros lugares del mundo y no tenemos que estar esperando a que una disquera, una distribuidora de películas, un medio de comunicación o un amigo cercano decida darle difusión a ese material.
– Somos escuchados. Bueno, leídos.
– Entramos en contacto con gente que pensamos que jamás volveríamos a ver, o que está muy muy lejos de nuestro país de residencia.
– Ligamos.
– Nació Twitter, con sus memes, sus hashtags, sus stalkeos, sus trolls, sus emoticones. Así lo queremos.
– Existe Chilango.com 😀