Todos vamos a morir, sin embargo, nadie sabe el día ni la hora. No obstante, ¿qué pasaría si fuéramos conscientes del momento exacto de nuestra muerte?, y, por si fuera poco, saber con una terrorífica certeza que nuestra siguiente parada es el mismísimo infierno. No te puedes perder Rumbo al Infierno la nueva serie que está rompiendo todos los récords.
Rumbo al infierno (Hellbound, Netflix, 2021) es una serie surcoreana de terror sobrenatural; dirigida por Yeon Sang-ho, conocido por la exitosa Tren a Busan y su secuela Península. La producción audiovisual está basada en el webtoon homónimo dibujado por Choi Gyuseok y capitaneado por el ya mencionado Sang-ho. Seis episodios de alrededor de cincuenta minutos que nos mantienen sumergidos en una atmósfera de opresión, incertidumbre y curiosidad creciente.
No es casual el éxito de este producto emanado de la industria surcoreana; Asia en general lleva años conquistando públicos más extensos y pisando fuerte en occidente.
Más de dos décadas, mínimo, con la mirada puesta en las producciones artísticas asiáticas, cine, series, música, manga, ánime, etc. La industria audiovisual surcoreana es rica en joyas que hacen las delicias de muchos exploradores que salen del confort del mercado occidental.
Ejemplos claros son los triunfos internacionales de productos, algunos muy disímiles entre sí, tales como; Parásitos, El juego del calamar, BTS, Kingdom, la llamada trilogía de la venganza del director Park Chan-wook; entre muchísimos proyectos que no cabrían en una simple nota.
El algoritmo dice que Rumbo al infierno ya superó en visualizaciones al Juego del calamar, el hype es enorme y éste simplemente bastaría para despertar la curiosidad del seriéfilo promedio.
Razones para ver Rumbo al Infierno
Chilango se dio a la tarea de desmenuzar algunas razones para ver está escalofriante serie.
1. El ángel de la guarda no siempre te cuida o es tu cuate
Generalmente, los ángeles aparecen para comunicar buenas nuevas, como por ejemplo el nacimiento del mesías, o para sacar de un apuro a su protegido. Pues en esta serie es todo lo contrario, este heraldo de la desgracia hace acto de presencia sólo para avisar que “pues gracias por participar, te topo en el infierno”.
Cuando se cumple el plazo anunciado aparecen tres seres antropomorfos, como cadeneros de antro de moda, y muelen a golpes al condenado para después incinerar al presunto pecador y desaparecer como Salinas después de la devaluación. Los amantes del soft gore encontrarán atractiva la violencia gráfica de la que somos testigos.
2. Yo pecador, ¿yo, pecador?
Yeon Sang-ho sabe que, de acuerdo con diversas creencias religiosas y místicas, nadie está libre de pecados, por lo tanto, la consecuencia final de una vida pecaminosa es el castigo eterno. Ni san Juditas Tadeo podrá interceder por tu condena.
La serie no gira en torno a las ejecuciones de los tres gorilas espectrales, sino a las consecuencias que este fenómeno inexplicable trae en la sociedad y en sus instituciones. ¿Cómo vivir en un mundo donde tus creencias se ponen en entredicho a cada momento? ¿Cómo procesar estos aparentes actos de justicia? Si se implantó la justicia divina, ¿dónde queda la de los seres humanos?
3. Falso profeta, y no, no es el Carlos Ballarta
Cada que surge un evento que, aparentemente, no tiene respuesta, hace acto de presencia (como en temporada electoral) el vival que acapara el movimiento y se asume como el elegido o profeta. Mucha banda asegura que alguna deidad le confió sus designios, cabe recordar que esas historias no terminan muy bien.
El miedo es un arma muy poderosa y persuasiva, infunde temor en la gente y te obedecerán, si no me creen pregúntenle a los pare de sufrir y compañía. Dentro del mundo de la serie, aparece un culto denominado La Nueva Verdad, fanáticos religiosos financiados por mecenas millonarios (en algún lugar se debe lavar el dinero) que proclaman la ira de dios manifestándose en las ejecuciones de los impíos.
4. ¡Qué pase el desgraciado condenado!
El fanatismo juega un papel central dentro del entramado narrativo, la Nueva Verdad hace uso descarado e inapropiado de los medios de comunicación, incluido internet, para reforzar sus ideales.
Las condenas son transmitidas en vivo y convertidas en un espectáculo cuya misión es infundir miedo y controlar a la población para así reforzar la creciente influencia del nuevo culto.
La violencia se justifica por ser un mandato divino y se expone de manera cruel y despectiva a los condenados, que son blancos perfectos del odio y de la hipocresía de la sociedad inquisitorial.
5. La delgada línea de la justicia
El concepto de justicia queda mal parado puesto que al aparecer la supuesta intervención divina, las instituciones encargadas de impartir y ejecutar las leyes de manera terrenal ceden paulatinamente su influencia a las hordas de fanáticos religiosos. El ser humano es imperfecto, por lo tanto sus leyes también lo serán, no obstante, son los únicos recursos con los que contamos para convivir en este valle de lágrimas, qué Chuchito nos agarre confesados y nos aleje de los abogangsters.
Como hemos visto, la serie esconde muchísimo más de lo que muestra, es un espectáculo, es un hecho, sin embargo, también conduce a reflexiones que son más que válidas en un mundo donde el fanatismo religioso, la intolerancia racial, el miedo al otro, la parcialidad de los mass media y la intolerancia son el pan nuestro de cada día.
Si te gustaron producciones como The Leftovers (HBO, 2014), Death Note (Madhouse, 2006), Ringu (Nakata, 1998), La hora de tu muerte (Dec, 2019), El precio del mañana (Niccol, 2011), o incluso el capítulo donde Homero Simpson consume pez globo (“Aviso de muerte”, 1991) y morirá al amanecer, seguramente Rumbo al infierno te llamará la atención.
Y tú qué harías si el angelito de la muerte se te apareciera y fueras consciente de la fecha de tu muerte.
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