¿Quién dijo que una sola pareja basta?
Por: Nancy Martinez García
Amas a tu pareja, de eso no cabe la menor duda: Te brillan los ojos cuando la ves, vaya, hasta cuando se pone como torito en llamas piensas: ‘¡Cómo te quiero, ingaos!’. Pero a veces piensas que un poco de variedad no te vendría nada mal.Calma, no te escandalices. No estamos hablando de ponerle el cuerno, ni te vamos a dar tips para que no te cachen en la maroma (eso ya lo hicimos acá). Hablamos del poliamor. Si no saben lo que significa, aquí les van algunos detalles. (Ya ustedes sabrán si quieren entrarle o nel).
Juro decir la verdad y nada más que la verdad
Así es, de eso se trata. En el poliamor todos los involucrados están enterados del asunto. Es decir, aquí no tienen cancha las ‘horchatas’, los frees, one night stands o aquello de ponerle el cuerno a tu pareja. El punto aquí es decir la verdad sobre el asunto a todos. Claro, no es tan fácil. Pensarán: ‘cuando le diga a Irene (o a Paco) que quiero tener otra pareja además de ella, me va a aventar por la ventana’… Y puede ser, lo que debes hacer es empezar por sondear el terreno. Pregúntale si estaría dispuesto/a a compartirse con otra persona, sin que ninguno de los dos pierda su lugar. Con cuidado, ¿eh?, se puede volver un tema escabroso.
La importancia del desapego
A todos (o a más de uno que lea esta nota) nos han partido la eme con una infidelidad. ‘Mi amor, perdón, es que la situación se dio y no tuve más remedio…’. Y ahí van todas nuestras ilusiones, sueños y esperanzas… Sí, sí, después de un tiempo uno se repone y sigue su vida adelante. El poliamor podría ser una alternativa para esto. La clave está en que uno acepte que la pareja con la que convive no siempre tiene ojos para nosotros, al aceptarlo, todo fluye. (O sea, es menos monopólico el asunto). Ahí les va un dicho para esto: ‘Quien siente que todo el universo es sólo su pareja, pasa de noche sin mirar las estrellas’. ¡Auh!
El que parte y comparte…
Como aquí todos comparten, pues todos se quedan con la mejor parte. En el poliamor los cuidados con todas las parejas no sólo son necesarios sino excluyentes. A la relación inicial se le conoce como primaria y a las nuevas como secundarias. Si sales con una, también hay que salir con la otra. Ni modo que se va a quedar esperándote.Y… (música de fondo de película de terror) ¿qué hay sobre el sexo? Pues sí, también con eso, a todos les toca parejo. Está de más decir que poco tiempo te quedará para aburrirte.
Ajá, todo bien. ¿Y los celos?
Conviene hacer un ejercicio histriónico para vencerlos. A ver, vayamos por partes. Sabemos que a uno le dan celos cuando no está enterado de lo que sucede con la otra persona. Por ejemplo, si tenemos sospechas de que nuestra pareja le hace cariñitos por debajo del escritorio a Lupita, la güera de la oficina, es obvio que nos pongamos furiosas(os). Pero en el caso del poliamor, la cosa es distinta: el engaño nunca forma parte de este tipo de relaciones.
Aunque también hay privilegios…
Las relaciones primarias suelen gozar de ciertos beneficios, como la cohabitación, el cuidado de los chavitos (si es que los hay) y otros tantos que no suenan a privilegios: el pago de deudas, la hipoteca, las responsabilidades diarias. Las relaciones secundarias tienen como principal objetivo brindar amor y apoyo a todos los involucrados; en ocasiones también someterse a ciertas reglas, como no quedar embarazada o no solicitar la convivencia continua. Mmm… suena extraño ¿no? Pues sí, pero hay quienes le entran con singular alegría y no aspiran a tener nada de lo que se les excluye.
Aquí va un video donde explica más a fondo que esto del poliamor no es algo tan ajeno a la sociedad actual:
¿Dudas?