Mucho se dice acerca de la famosa eyaculación femenina o squirting –como se le conoce en inglés-, pero pocos sabemos en realidad qué es.
Hasta hace relativamente poco, la eyaculación femenina era más bien como una leyenda urbana… algunos habían escuchado hablar de ella, pero pocos la conocían. A pesar de todos los avances científicos de nuestra era, todavía quedan algunas dudas acerca de ésta; lo que sí te podemos decir es que hay cosas que SÍ sabemos acerca de ella y aquí, te las pasamos al costo.
• Es una realidad, aunque parece ser que no todas las mujeres lo experimentan, aparentemente sólo un 30% las experimenta.
• Se estima que una mujer puede eyacular desde unas gotas hasta dos tazas (444 ml)
• Se puede dar durante o incluso antes de llegar al orgasmo.
• Es un fluido inodoro, de gusto neutro y líquido como el agua –aunque a veces puede ser un poco lechoso-, pero que nada tiene que ver con el semen.
• Parece ser ayudada y/o causada por el estímulo del área de la vagina conocida como el punto de Gräfenberg (el punto G).
• Las responsables de que este líquido se produzca, son las glándulas de Skene, que están situadas muy cerca del punto G. Cuando la mujer está excitada, éstas se llenan de líquido; con las contracciones de la pelvis, estas glándulas se aprietan y es así como se produce el rebosamiento y posterior salida esta sustancia.
• Las glándulas de Skene varían, generalmente, en tamaño de una mujer a otra, al grado de que en algunas mujeres han desaparecido por completo. Por lo tanto, si las glándulas de Skene son las responsables de la eyaculación femenina, esto puede explicar la ausencia de ésta en muchas mujeres.
• Se ha demostrado que este líquido tiene una composición distinta a la orina (aunque puede estar presente en bajas cantidades), reuniendo glucosa, fosfatasa ácida prostática y antígeno prostático específico, además de urea y creatina. Sobra decir que en la eyaculación femenina, como en la masculina, la mayor parte del contenido es acuoso, alrededor del 82 por ciento.
• En muchas ocasiones, esta expulsión puede producir confusión en las mujeres que la presentan porque la confunden con orina; lo que las puede llevar, en una afán de “controlarse”, a aprender a no tener orgasmos.