Levante la mano quien no le guste el sexo oral. Si formas parte de esas filas, te pedimos de la manera más atenta que no leas esta nota, pues quizá termines odiándolo un poco más. O bueno, en una de ésas te conviertes en un rebelde sin causa que se atreva a desafiar todas las leyes de probabilidad y lo haga mucho mejor tras haber las siguientes aberraciones que se pueden cometer en el nombre de un buen orgasmo.
Bah, tan fácil que podría ser todo. Tan ameno, tan sencillo. Pero no, hay quienes no sólo carecen de práctica sino que no tienen la menor idea de lo que deben hacer cuando estén en el ala sur.
En nombre de todos ellos, les pasamos una lista de cosas que nos generan pánico a la hora de dar/recibir sexo oral. Y para que no los agarren desprevenidos, aquí les algunas de las situaciones más tenebrosas:
Pero te peinas, cuñao
En cuestión de vellosidades se rompen géneros. Algunos prefieren casquete corto y otros, una melena de león. Cada quien. No entraremos en debates, simplemente les diremos: hay que ser considerados. Como mínimo se podrían dar una despuntada, pues estar ahí y que se cuele un vello no es lo más agradable. Toser por horas para intentar sacarlo es una tarea exclusiva del Gato con Botas.
A martillazo pelado
¿Quién demonios les dijo que nos podían empujar la cabeza como si estuvieran dando martillazos? Uno va a sus tiempos. Si tu pareja lo hace de una forma que no te gusta, dile, pero evita hacérselo notar a punta de trancazos.
Oslo Lavais
No hablamos de la capital nórdica, sino de los requerimientos mínimos de higiene. ¿Saliendo del gimnasio? ¿enfermedades gastrointestinales? O peor aún: ¿infecciones? Ya ni la amuelas.
Para morderte mejor
La cuestión de los dientes es un tema delicado. Es un poco irónico, pues controlarlos mientras uno está ahí es bastante complicado, pero no es una misión imposible. Puedes esconderlos con tus labios, o bien, abrir la boca lo más posible para que no le dejes zurcos. Y por favor: no le hinquen el diente o succionen el clítoris demasiado fuerte sin antes cerciorarse de que a sus parejas les gusta. La pobre sólo alcanzará a darte una zancadilla para que la sueltes. Mejor memoricen estas dos palabras: lengua y labios.
¿Qué tenemos por aquí?
Bien, seguramente se dejan llevar por el momento y decidan meter el dedo en la vagina mientras le hacen sexo oral a su chica. Todo bien, algunos lo hacen de forma magistral y potencian lo que están haciendo. Sin embargo, otros andan muy extraviados y se imaginan que están buscando el arca perdida. Si lo haces porque a TI te gusta la sensación, quizá sea momento de preguntarle a ELLA cómo le gusta que se lo hagan.
Bajo su propio riesgo
No crean que practicar sexo oral sin protección es lo más seguro y que jamás contraerán una infección. A ver: ¿mucosas? ¿genitales? ¿infecciones? ¿neta no les dice nada? Ni modo: se lo forran, ya sea con condón para los hombres o con un plástico para las chicas (puede ser el que usan en la cocina).
Y nos dieron las 10 y las 11…
Sin duda las mujeres solemos tardar un poco más en llegar al orgasmo, pero ello no significa que podamos estar durante una hora y 45 minutos esperando a que el tipo aprenda a hacerlo.
¡Shhh!
¿Quieres platicar sobre tu día? ¿hablar sobre el nuevo catálogo de Andrea que llevó Gaby a tu trabajo? ¿te sorprendió que vendan lámparas que dan choques eléctricos afuera del Metro? Perfecto. Se suspende la sesión y platiquemos. Hablar sobre cosas diferentes al sexo, mientras alguien te practica sexo oral es un matapasiones por excelencia.
No finjas
Puede ser que tu chica o tu chico no sepa cómo hacerlo, sólo es cuestión de darle algunas indicaciones. Pero por favor: no finjas que estás teniendo un orgasmo que te llevó al éxtasis.