Para muchos el sexo significa intimidad. Es aquello que se hace bajo las sábanas, en un lugar techado, o de a perdis, en un lugar donde nadie te vea ni seas sujeto a miradas o murmuros. Vaya, un lugar donde uno pueda echar pata a gusto sin tapujos.
Para otros, eso es simplemente un tapujo… uno bastante aburrido. Según un estudio realizado en la Universidad de Granada, entre las fantasías más comunes de hombres y mujeres no sólo está echarse un tiro con alguien que no sea la pareja, sino hacerlo en público o incluso, en bola.
Pues bien, para aquellos que levantaron la mano con este último les hablaremos del dogging. Y para aquellos que dijeron “niguas, yo no le entro”, bueno, pues al menos échense la nota para saber en qué consta esta práctica.
¿Qué es?
A raíz de la famosa novela ‘Cincuenta sombras de Grey’, esta práctica se volvió a poner de moda. El ‘dogging’, conocido también como cancaneo en España, es una actividad sexual que se suele llevar a cabo en parques o estacionamientos. Surgió en Inglaterra durante la década de los 70 y lleva ese nombre en honor al mejor amigo del hombre: el perro, que le da gusto al gusto donde sea con algún otro solícito canino. Al más puritito estilo de The Bloodhound Gang, con la canción de ‘The Bad Touch’: ‘You and me baby ain’t nothin’ but mammals, so let’s do it like they do on the Discovery Channel’.
¿Dónde se practica?
Pues tal como lo suelen hacer los peludos caninos, esto se practica regularmente en automóviles dentro de estacionamientos o en parques. Tampoco es que se pongan en un centro comercial y comiencen a darle. Nel. Los que se organizan para practicar esto lo hacen en algún lugar determinado bajo ciertas (ojo: ciertas) precauciones.
¿Y qué? ¿Hay reglas o así nomás?
Simón. Tras haber hecho la cita, las parejas se meten a los coches, donde regularmente se practica el dogging. Cuando la pareja en cuestión pone las intermitentes es la señal para que todos sepan que ahí hay acción. Si prenden las luces internas del coche significa que los mirones pueden correr presurosos para asomarse a admirar la acción. Si dejan las ventanas medio abiertas, significa que los que están afuera pueden meter mano sin inhibiciones. Pero… si la pareja deja alguna de las puertas abiertas significa: órale, éntrenle a echarse un quienvive con nosotros. Todo un lenguaje establecido.
Achis… ¿no está muy depravado eso?
Oh pues, se los advertimos desde el principio. En realidad, muchas parejas deciden acudir a este tipo de prácticas para meterle alegría a la relación. Ellos lo platican y deciden cómo manejar la situación. Así ya no hay el de ‘a Chuchita la bolsearon’.
Bueno… ¿pero no está penado?
“Para que haya una sanción se requiere que alguna persona se vea ofendida y se tomará como una falta administrativa, por lo que la autoridad competente para determinarlo es el Juez Cívico. La Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal en el artículo 23, fracción I señala que: ‘Son infracciones contra la dignidad de las personas vejar (molestar) o maltratar física o verbalmente a cualquier persona”. La multa es equivalente a 1 a 10 días, o acorde a lo previsto en la fracción VI del Artículo 26 de la Ley de Cultura Cívica para el DF, de 13 y hasta 24 horas o bien una multa de 11 a 20 días de salario mínimo. Es necesaria presencia del quejoso en el Juzgado Cívico’. (Info: http://diariojuridico.com.mx/).