¿Por qué nos gusta?
Porque sabe que su cuerpo es un santuario de perversiones pero también porque tan sólo de verlo te quedas mordiéndote el labio inferior y tratando de descifrar en qué consiste su noséquéquequéséyo de don Juan que nos hace imaginarlo como un adicto sexual que nos acalora con sólo verlo. Destila testosterona. Punto.
Lo más sexy
Sus hombros, su abdomen bajo, su ombligo.
Lo menos
Su pseudo aversión por el mundo pop. Russell, sabemos que eres uno de ellos.
Lo que le diríamos
Oye, rompí tu camisa… pero valió la pena.