Dicen que los ojos son la
ventana del alma. Ajá, sí. Pero una mirada no tiene el mismo poder sobre la imaginación masculina –o el cuerpo entusiasmado– que tienen unos
labios. Es bien cierto que existen ojos
increíbles en los que cualquiera podría perderse y blah, pero cuando se trata
de pensamientos perversos y labios recorriendo pieles, estos últimos se quedan con el lugar de honor.
La competencia es dura para los ojos, sorry. Aunque también los labios tienen sus contras: ¿qué pasa cuando "la chamba" no corresponde con las expectativas? Alguien debería decirle a ellas que no todo es botox y labios gruesos.