¿Mujer o madre?

No te sientas entre la espada y la pared

 
Ahora que estoy en Mérida –vine de visita a casa de mis papás– he estado observando a mi hermana. Ella es mayor que yo y tiene dos hermosos retoños, una de tres y la chiquitita de uno. En esta ocasión en particular, la he notado cansada y, a ratos, algo harta. Su vida “se limita” a su familia: su marido y sus dos niñas. Y, para ella… no hay tiempo.
Aunque veo esta situación cotidianamente en consulta y con amigas que tienen hijos, pero nunca con alguien tan cercano a mí, noto con qué facilidad puede llegar a complicarse la fina línea entre “mis deberes” y mi propia vida (mis ilusiones, sueños, aspiraciones, etc). Lo curioso es que somos las propias mujeres quienes nos ponemos en esta situación, no dejando que nuestra pareja nos apoye y no pidiendo ayuda ni diciendo lo que estamos viviendo.
Es un juego complicado. Muchas –desde mi experiencia profesional– se sienten culpables si dejan a sus hijos y se dan un tiempo para ellas, porque sienten que ellos están muy chicos o que nadie los cuidaría igual de bien que ellas mismas. Aquí lo principal es soltar un poquito el control y confiar en alguien para esta tarea. Déjate apoyar. 
 
En realidad no requieres tantas horas para tí, igual y dos horas a la semana, te bastan. Que alguien se haga cargo de la situación por un par de horas para que tú te puedas ir a clases de algo, o simplemente irte a relajar a un spa. Créeme, cuando regreses a tu casa, vas a poder entregarte y darle a tus hijos a la mujer amorosa, paciente y entregada que eres.
Mujer, escúchate –sé que es difícil cuando los gritos de tu chamaco te trepanan el tímpano– pero hazlo. Date tiempo para ver qué necesitas como mujer, como esposa y finalmente como mamá. Entiendo que puede ser algo complejo, pero no imposible.
De verdad, no me voy a cansar de repetirlo, ¡pide ayuda! No sientas que el paquete es sólo tuyo. Seguramente –además de tu pareja– hay mucha más gente que te puede apoyar, búscala.
 
Pero, sobre todo, date permiso de sentirte como sea que te estés sintiendo en este momento… Suelta la culpa, es normal que a veces te hartes, te frustres, te enojes y quieras mandar todo y a todos al carajo –incluidos tus hijos–.
 
No te culpes por sentirte así. Acéptalos, vívelo y –cuando logres descansar–solito se van a ir.
 
Disfruta todo momento. Yo sé que amas tu papel de mamá y que quieres lo mejor para tus hijos, pero –por algunas horas– juega a no tomártelo tan en serio. Bájale a tu exigencia y únicamente disfrútalos, sin preocuparte por nada.