Si te has topado con alguien que al principio parecía el Príncipe (o la Princesa) Encantador, pero al poco tiempo se esfumó, entonces has estado en contacto con un “abandonador”.
¿De qué hablamos? ¿Quiénes son los ellos?
Son aquellos que no se comprometen, que sólo quieren jugar y coleccionar conquistas. Los hemos visto retratados en la tele en personajes como Charlie Harper, de la serie de “Two and a Half Men”. Son esos que frecuentemente aplican el “todas/os mías/os”.
Y uno cae. Por más que creamos que podemos huir de ellos… caemos en la trampa maldita que poco a poco acaba con nuestras vidas.
Entrevistamos a tres especialistas en la materia que nos dieron diferentes perspectivas: la doctora Nilda Chiaraviglio, autora del libro “Pareja en Construcción”, de la editorial Vergara; a Leopi, autor del libro “El Efecto Leopi”, de la editorial Alfaomega y a Claudia Lobatón, psicóloga y sexóloga socia de Diversex.
Cazadores incesantes
Leopi nos dijo lo siguiente respecto a los abandonadores: “para detectarlo, hay varios factores a analizar. El primero es sondear si esta persona ya cumplió con su cuota de cazador”. Es decir, si ya vivió su etapa de destrampe. “Muchos se casan a los 19 y unos años después se divorcian pues quieren vivir la vida loca que jamás vivieron”. No quieren “regarla” de nuevo y prefieren darle vuelo a la hilacha por un tiempo.
Otra cuestión es que los “abandonadores” siempre andan con prisa. “Cuando quieres una relación seria, eres muy paciente y muy estratégico: no quieres regarla, no quieres presionar. En cambio, los “abandonadores” van a lo que van. Eso no quita que haya quienes salgan con varias mujeres al mismo tiempo y con una sean más pacientes hasta conseguir lo que quieren, pues se convierten en un trofeo. Pero una vez que lo obtienen, se largan”.
Por último, son buenos para mentir. “No son congruentes en lo que dicen y lo que hacen”. Jamás concretan planes; te dicen que quieren todo contigo, pero no lo hace extensivo con sus amigos o familiares”, o sea, jamás te etiquetará en sus redes sociales con él.
¿Y qué pasa si aun así no los detectas? Leopi recomienda poner freno de mano y no tener encuentros del tercer tipo con esa persona. De esta manera, si sólo quiere sexo, pronto huirá.
Miedo al compromiso y a todo
Claudia nos dijo que frecuentemente estas personas jamás se hacen presentes. “No contestan las llamadas, no llegan a las citas, aunque sus palabras sean otras. Quienes se enamoran de ellos creen que así son las cosas del amor, pues hay que sufrir y por ello soportamos estas cosas, pero esto no es amor”.
“Son personas que tienden a dejar vacíos en su vida, cosas inconclusas. Dejan el trabajo, tienen problemas con amigos y les dejan de hablar sin arreglar las cosas. Son, en toda la extensión de la palabra, ‘abandonadores'”.
Tanto Claudia como la doctora Chiaraviglio nos dijeron que la mejor (y la única) forma de evitarlos es conocer muy bien lo que uno quiere. Nada de: “bueno, me conformo con esto”. De esta manera, la posibilidad de que te abandonen es casi de cero.
¿Qué hay detrás de estas personas? La doctora Chiaraviglio nos dijo que nada más y nada menos que miedo. ¿Quién diablos querría estar con alguien tan lleno de miedos?
Nos lo resumió así para no salir lastimado: “no pongan demasiadas expectativas en el otro. No existen las relaciones felices sino gente feliz que sostiene relaciones de pareja”.
Así que, como nos dijo la doctora: “en cuanto encuentren a alguien que le tenga miedo a todo, que no suma cosas positivas en tu vida y que te deja mal todo el tiempo, probablemente sea un “abanadonador” del que hay que alejarse. La solución para que nadie te abandone es que tú no te abandones primero”.
¿Qué opinan? ¿Les ha tocado estar con alguien así y han zafado rápido?
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