Esas escenas idílicas que vemos en la pantalla de la compu o de la tele, donde un par de máquinas sexuales con cuerpos dotados de enormes t…alentos, penes del tamaño de una uzi, labios carnosos y abdómenes planos no son precisamente el fruto de una magia cósmica que permitió que dos seres humanos perfectos le dieran gusto al gusto.
Desafortunadamente, muchos de ellos han pasado por el bisturí para poseer los atributos deseables/esperados/estereotipados de una peli porno. Y nosotros, a su vez, somos presas fáciles de la publicidad y caemos redonditos en las redes de estos engaños. Puede ser que alguno que otro tenga un cuerpazo, pero la realidad es que muchos comienzan con un puercazo que, tras algunas cirugías, logra mejorarse un poquito.
Así que aquí les van algunos ejemplos para que se desilusionen:
Farrah Abraham
La chica que participó en el famoso reality de MTv, ’16 and pregnant’, ‘Teen Mom’ y que posteriormente se convirtió en actriz porno, se sometió a varias cirugías para ponerse implantes de senos, de mentón y de labios. Sólo que este último no resultó tan estético como ella esperaba.
Resulta que a la pobre la dejaron como Leela, de Futurama, (en palabras de ella) y no le quedó más remedio que tomarse una selfie con el resultado y subirlo a su Instagram para mostrarle a sus seguidores que si no la armaba en la industria porno, podría ser botarga para fiestas infantiles. (Calma, papás, ya se le deshinchó el labio).
Carolyn Ebert
Este caso terminó en una tragedia. La chica, conocida como Sexy Cora en el mundo del porno, se sometió a una cirugía para aumentarse el busto y pasar de los 500 gramos (que viene siendo la talla F) a 800 gramos (talla G). Durante el procedimiento, Sexy Cora tuvo un infarto y se le mantuvo en coma durante una semana. Tras este tiempo, falleció.
Pero ésta no fue su primera mala experiencia relacionada con su salud. Sexy Cora quiso batir en dos ocasiones el récord de felaciones al querer practicarlas a 200 hombres (sí, qué dolor de quijada). Sin embargo, nunca lo logró puesto que llegaba un momento en el que le hacía falta el aire y abandonaba la carrera oral.
Jenna Jameson
Una cosa es darse un servicio de afinación y balanceo y otra es hacer lo que hizo esta mujer.
Esta chica ha sido considerada como la Reina del Porno, de hecho, en su libro ‘Cómo hacer el amor igual que una estrella porno’, saca los trapitos al sol de personajes como Cindy Crawford, Nicholas Cage, Wesley Snipes y Jack Nicholson (here’s Johnny!).
Y para sustentar su título nobiliario sexual se ha sometido a varias cirugías. La primera de ellas fue rejuvenecimiento vaginal que no le gustó en lo absoluto. La gente más allegada a ella cuenta que los resultados la deprimieron mucho y que no pudo cumplir con varios compromisos que ya había pactado.
A partir de ahí se fue como gorda en tobogán. Adelgazó muchísimo, se sometió una cirugía para aumentar su trasero y se inyectó los labios, con lo cual se formó en la fila de las mujeres ‘boca de pato’.
Rina Nanase
Están viendo y no ven. Realizarse una cirugía estética no es como decir: ‘enchílame otra’, aunque muchas personas lo ven así.
La actriz porno japonesa decidió que su nariz merecía un estirón. Y otro. Y otro. Sí, y otro. Además de meterle cuchillo a su mentón, ojos y mejillas. El final: convertirse en el doble de Dobby, el elfo doméstico de Harry Potter.
Cuando la chica publicó sus fotos en Twitter, le comenzaron a llegar mensajes en donde hablaban muy mal sobre su nuevo aspecto. Claro, ella apeló a la envidia de quienes la criticaban por ardor (…).
Tara Reid
Recientemente la actriz recibió una oferta por parte del sitio GameLink.com de nada más ni nada menos que un millón de los verdes para grabar una escena de sexo. Según TMZ, la oferta se suscitó tras un posteo que hizo en Instagram, donde se le aprecia en una hamaca sin nada de ropa.
Tara es bien conocida por las (pésimas) cirugías que le han practicado. Pareciera como si a sus cirujanos los escogiera en la sección de Avisos Económicos del periodiquito de alguno de sus primos. La primera que se realizó fue una liposucción que le dejó el abdomen con marcas, ya que le extrajeron mal la grasa.
Como si esto no le hubiera bastado, decidió aumentarse los senos. El cirujano le dejó una areola sin forma, aunque ella no aceptaba las críticas y se estancó en la etapa de la negación por mucho tiempo.
Así que si han decidido darse un zarpazo de tigre para arreglarse alguna que otra imperfección, lo mejor es que se cercioren del currículum del médico. No vaya a ser que les quieran dejar como gatos en vez de liebres y les desgracien la vida para siempre.
