Will Randall. El lobo (Nicholson)
– Todavía eran los buenos años de Jack, mirada salvaje y seductora.
– Por esa escena en la que duerme de “cucharita” con Michelle Pfeiffer, antes de convertirse.
– Porque es tan buen actor que no le cuesta trabajo parecer un loco.
David. El vampiro (Sutherland)
– Porque con Lost Boys se reveló como uno de los primeros vampiros sexys del cine.
– Por su pálida piel y sus ojos extremadamente azul-verdes que cumplen con un requisito del vampiro: la belleza.
– Porque su cara de maldad y de burla prendían, su look de punk de finales de los 70, inicios de los 80, también.