Nos han surtido de muchos mitos en torno a la “virginidad”. Que si hay que llegar puros al matrimonio, que si te va a doler mucho, que si debe ser envuelto en un ambiente de pétalos de rosa y velas. Lo cierto es que muchos recuerdan ese momento con humor, otros con conmiseración de aquella inocente palomita que eras y otros tantos, con orgullo.
Así que para rendirle un homenaje a ese instante en el que inauguraste la cancha, te pasamos estas formas de decir que perdiste la virginidad.
¿Por qué decimos: ‘perder la virginidad’?
Vayamos a la primera acepción. ¿Por qué se dice así? No es que uno la quiera volver a encontrar o que uno no sepa dónde quedó, sino que simplemente tuviste relaciones por primera vez. Es un término sacado de la Edad Media que debería ser erradicado. A la virginidad se le relaciona con un estado de pureza, algo así como si uno fuera inmaculado. Y bueno, está de más decir que al tener relaciones por primera vez uno no se convierte en un ser impuro y detestable, simplemente exploró su sexualidad. (Claro, nos referimos a los que son cancha oficial y lo hicieron de forma voluntaria y consensuada).
Ahora bien, una vez dicho esto, vamos a lo que nos concierne:
Telas de Joir
No hablamos precisamente de una nueva línea de telas importadas, sino que algún mortal te la hará válida y te hará ver el cielo por primera vez. Claro, en la entonación está el secreto.
Desflorar la margarita
Así como decía Selena: como la flor, con tanto amor, me diste tú. ¿Cuál es el preciado tesoro de una (según los entendidos machistas, no se pongan al tiro)? Su florecita. Así que para ponerle nombre decidieron que fuera una margarita. Al desflorarla, se le “despoja” de sus pétalos, o sea, de su gran belleza. Esto significa que cuando tienes relaciones por primera vez, entregaste a esa persona tu más preciado regalito.
Tronar el ejote
Como decíamos al principio: todos dicen que la primera vez duele. Al tener sexo por primera vez se “rompe” el himen y eso puede ser una alusión a romper el ejote. Finalmente requiere de cierta labor y trabajo hacerlo. Una tarea titánica.
Entregar el tesorito
Esto no significa que seremos quienes demos con el paradero de la Tesorito. El tesorito es tu virginidad, eso que con tanto recelo y cautela has mantenido bajo llave. Cuando llega la ocasión de despacharlo, has entregado tu más preciado tesoro.
Te desayunaste la cena
Vamos, objetivamente, ¿quién se espera al matrimonio para echarse una canita al aire? Así que probablemente la mayoría nos desayunamos la cena con un gran festín y repetimos (varias veces, cómo no).
Te comiste la torta antes del recreo
¿Qué más puede pasar si uno se echa una botanita antes de que suene la chicharra para salir al recreo? Siempre y cuando no sea alguna que engorde y que haya que cambiarle los pañales a los nueve meses, no hay fijón.
Tronar el cacahuate
Ya saben, todo lo alusivo a partirle la mandarina en gajos a todo lo que requiera cierto esfuerzo también van para las cuestiones sexuales.
Ya no eres quintito / perdiste el quintito / te desquintaron
¿Recuerdan esas moneditas de cinco centavos de hace mucho tiempo? Quizá algunos de ustedes están muy chavalillos para recordarlas, pero eran muy pequeñas. Así que cuando uno se echaba un tiro con alguien significaba que esa monedita dejaba de ser chiquitita y adquiría otras dimensiones…
De igual forma, supuestamente las mujeres debían sostener entre las piernas una moneda de cinco centavos para evitar perder la virginidad. Una vez que la perdían, la moneda se caía y todo valía queso.
Se estrenó / ya probó
O sea, ya hizo su debut en el mundo de los placeres carnales. Y qué mejor que probar estas delicias que hacen felices a tantas personas.
Ya tiene carne el tamal
Si ya saben cómo somos, ¿para qué nos invitan? Nuestra variada gastronomía también incluye la noble labor de rellenar el tamal. Y es que así solito, sin la masa, como que no sabe igual…