Como dicen que en la guerra y en el amor todo se vale, nos pusimos a investigar cuáles son los fetiches más extraños. Y… ¡ah, jijos!, qué cosas se encuentra uno. Y es que cuando llevas mucho tiempo con la misma pareja pues hay que meterle algo de variedad al asunto. Con “variedad” me refiero a: “una amplia gama de prácticas afrodisiacas” (…) que a algunas personas les ayuda a prenderse en llamas como si fueran lobos en celo en luna llena (mmm… hombres lobo musculosos).
Va el recuento de estas curiosidades (tomen nota):
Dime, vaquero
Uno de los fetiches más comunes es el de los disfraces. Que si el bombero, la enfermera, la mucama, el vaquero, la heroína (no, no la droga..). El chiste de esto es asumir un nuevo rol, imaginarse que uno está con otra persona distinta y no con la que despertamos toooodos los días. Ay, pues total, ¿qué tanto es tantito? Todo sea por salvar la relación (¡ja!).
Pero estos disfraces no son tan extraños. Hay personas a quienes ver disfrazada a su pareja de botarga de oso o de lobo les aloca su (¿retorcida?) mentecita. A otros, los disfraces de robot (sí, fanáticos de Star Wars, un disfraz tipo R2D2) o de extraterrestre (onda E.T.) les sube la bilirrubina. ¡Ay!
Con zapatos de tacón…
Otro fetiche: convertir una parte del cuerpo en objeto sexual. Por ejemplo: unos muslos gruesos, formados, con los músculos definidos y masculinos (ay, dos para llevar, ¡por favor!)… O bien, las piernas largas o los pies de una chica. Hay quienes con ver a una mujer con zapatos de tacón vuelan entre nubes, y desean que esos pies estén en su cama todas las noches. Incluso hay toda una cultura en torno a esto. A las chicas que ponen sus pies sobre un auto, en especial si traen tacones, se les conoce como gas pedal honeys.
Sucio, sucio
No, no me refiero a decir palabras “sucias” durante el sexo (mmm… aunque tampoco está nada mal). Si eres de los que se baña antes del asunto, entonces pasa al siguiente fetiche, ya que en éste, conocido como Salirofilia, no es para ti. El fetiche que nos ocupa consiste en vestir ropa sucia, o embadurnarse en lodo…, algo así como las luchas. Quizá se trate de una cuestión gabacha que nos han vendido, donde aparecen dos chicas peleando en una alberca de lodo. Sí, no lo nieguen, todos se detienen a ver la televisión cuando pasa esto.
Bad to the bones…
Aquí viene el fetiche con el que nos identificamos un buen número de mujeres (¡demonios!). ¿Ubicas la escena donde la chica se enamora del hombre malo, patán, gandalla, casi un criminal? Bueno, pues esto también es un fetiche. La cosa está en que los tipos tranquilos, que no impliquen ningún riesgo, pues parecen como… mmh… aburridos, ¿o no? Uno que quiere meterle emoción a su vida y sale crucificado (obviamente la mayoría de las veces la cosa termina en un fiasco absoluto).
Atrapado y sin salida
Mientras algunos van por la vida buscando lugares cómodos para hacerlo, hay quienes prefieren estar en donde no puedan ni estirar sus piernas (qué incomodidad). Quizá sientan que hay más intimidad en un lugar donde prácticamente sólo pueden moverse lo necesario para caderear.
¿Cuántas mordidas hay que dar para llegar al centro?
Si eres de esos a quienes la calentura prende tanto que muerden a su pareja (…) (¡salvaje!, ¡auh!), debes saber que esto es considerado un fetiche (muy doloroso, por cierto). Igual se recomienda preguntarle al otro si le gusta que le encajen el colmillo, no vaya a ser que sea muy sensible, salga corriendo por la puerta y te deje con el bóiler prendido.
La bella durmiente
Ver a tu pareja dormir y sentir que ardes en llamas es un fetiche, uno bastante extraño. Porque… eso de ver a alguien descansar, pues es lindo, pero de ahí a que te excite… pues tampoco. Pero, en fin, hay a quienes ver reposar plácidamente a sus lindas parejitas les permite imaginarse todo lo que le podrían hacer.