Que si voy a engordar, que si me van a salir granos, que si ya no voy a poder embarazarme NUNCA JAMÁS, que no se siente igual, bah, mil millones de pretextos hemos escuchado en el café con las amigas o echándote una chela con tus cuates.
La cosa es que en pleno 2013, la gente (Johnny, la gente está muy loca) aún cree que los anticonceptivos son obra del diablo. Se le han adjudicado más cosas malas que buenas y la gente se ha dejado llevar por ello.
Pero cuando nos vamos a las cifras, el asunto se pone color de hormiga.
En una plática que tuvimos con Elsy Rivera, columnista, investigadora y especialista en sexualidad, nos comentó datos bastante alarmantes como por ejemplo: el 65% de los adolescentes que comienzan a tener relaciones sexuales a los 16.3 años no utilizó ningún anticonceptivo. O sea, ¡un montonal!
Además del riesgo que se exponen a embarazos no deseados, se pueden contagiar de alguna enfermedad de transmisión sexual, y a tan temprana edad: no hay derecho. El embarazo en la adolescencia puede provocar problemas de salud que van del nacimiento prematuro y aborto, hasta hipertensión arterial, anemia y riesgo de mortalidad materna, todo como resultado de la inmadurez física.
Y si nos vamos a mayor escala, en Latinoamérica, el 25% de las mujeres se convierten en madres antes de los 25 años. Pero dejen eso, el embarazo adolescente suele tener complicaciones, ya que la probabilidad de muerte es entre un 30 y un 40% mayor.
Pero bueno, basta de datos alarmantes, vamos al grano.
El uso de anticonceptivos tiene también una implicación bastante pesada en el erotismo. Y dirán: voy voy, pues ¿qué? ¿a poco me pongo una pastilla en la boca y me veo más cachonda?
No, no se trata de eso. Los anticonceptivos no son solamente un método que les impide tener embarazos no deseados o prevenir ETS. Van más allá. Son una herramienta de erotismo muy importante.
Elsy Rivera nos platicaba que lo que nos da un anticonceptivo es la capacidad para convertirnos en amantes. Pero no se vayan con el concepto de las abuelitas en el que ‘amante’ es aquel/aquella que sólo se echa sus tiros con alguien casado. Y pues así, ¿quién quiere ser amante? Nadie. No es que uno vaya por la vida diciendo: ‘quiero ser el segundo frente y que me den el tiempo que les sobra’.
No, lo que significa ser un amante es ser un maestro del erotismo. Y con erotismo Elsy se refiere a la capacidad de contactar a otra persona a través de los cinco sentidos a nivel consciente. Y bueno, el sexo es una parte importantísima del erotismo porque podemos contactar a nuestra pareja a con todito nuestro ser a través de sensaciones placenteras (y bueno, qué mejor que esto).
Estudios han demostrado que las mujeres que utilizan un anticonceptivo elevan su capacidad para contactar con su pareja porque ya no salen con el pretexto de: hoy no puedo, déjame veo porque hace 2 días que terminó mi periodo, ahora sí, ahora no. Agh, mil pretextos que le quitan la espontaneidad al asunto.
Y a nivel emocional se pone mejor la cosa, ya que tanto hombres como mujeres se asumen responsables de su sexualidad y sus consecuencias. Un condón es la puerta para evitar ETS y las pastillas (o cualquier otro anticonceptivo) para evitar traer chamacos al mundo sin haberlo planeado.
Además, es importante mencionar que los anticonceptivos han evolucionado. Los que se utilizaban hace 15 años no son los mismos que los de hoy. Antes tenía una carga de hormonas brutal, lo cual hacía que verdaderamente subieras de peso. Hoy, esto es cuestión del pasado. Las hormonas son casi idénticas a las que produces naturalmente y eso hace que no subas. Así que no pongan eso de pretexto. (Va de la mano con los granos, ya no quedarás como galleta chocochip si los tomas).
Así que, vamos, utilícenlos. Sean responsables de su sexualidad y disfrútenla al máximo. Y por favor: planeen su paternidad, que no les caiga de sorpresa.