¿Cómo funciona?
Es un clásico. Tienes una compañera o compañero que te hace ojitos desde hace meses. Un día, los dos se quedan a trabajar tarde. Están revisando juntos un proyecto. Hay rozones ocasionales. Ya a altas horas de la noche, con la oficina vacía, se arman los trancazos y zaz: a partir de entonces, llegarás todos los días a la oficina con una sonrisa en la cara, buscando espacios para alimentar tu amor clandestino.
¿Quiénes son fans de esta locación?
Oficinistas que pasen más de 10 horas diarias en el trabajo.
¿Qué es lo peor que podría pasar?
Obviamente, que los cache el jefe. O la cámara de seguridad. O la webcam.
¿Qué rincones sugieren?
Obviamente, el baño es uno de los grandes favoritos. También, si uno de los dos tiene oficina (cerrada, de preferencia), es una buena opción. El estacionamiento y el elevador son buenos para el quickie.
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