Poner los cuernos es muy fácil. Uno se puede valer de mil pretextos para ocultar el asunto y sanseacabó. “No he salido de la chamba”, “mi mamá me pidió que la fuera a visitar”, “mi mejor amiga anda en broncas”, “había mucho tráfico”, “fui a una cena de negocios”. La facilidad con la que podemos enchular las mentiras sin que el otro se dé cuenta es inaudita.
Pero vayamos al inicio del problema: ¿qué es lo que desata que uno le ponga el cuerno al otro? Uno se esmera por verse chabocho/a, por ser detallista, por lanzarle cumplidos, por aguantar a la suegra insufrible y al hermanito llorón. Todo en aras de conservar a ese bizcochito que nos roba el sueño. Y, ¿todo para qué? ¿todo para qué? ¿para qué tanto amor?
Pues, queridos lectores, tememos decirles que eso no basta. Y aquí les decimos por qué:
El arma secreta
Veamos, chicos, ¿les gusta practicar sexo oral a sus chicas? Si su respuesta es afirmativa, entonces no tienen de qué preocuparse. Si su respuesta es negativa… agárrense, pues la situación se podría poner color de hormiga.
Un estudio publicado en la revista “Evolutionary Psychology” se centró en investigar por qué los hombres practican sexo oral en las mujeres.
Más allá de formar parte de un jugueteo previo, esta investigación quiso averiguar por qué a ellos les interesaba que sus chicas disfrutaran de las proezas que pudieran hacer con sus lenguas.
Y resulta que ellos lo ven como una táctica de retención de la pareja para evitar que les pongan los cuernos. Algo así como una estrategia de un soldado del amor, en esta guerra entre tú y yo.
Algunos se pusieron al tiro con las conclusiones. Aseguraron que no todas las acciones del ser humano son “mecánicas” y, obviamente, se cuestionaron por qué no le hicieron la misma pregunta a las mujeres. ¿Por qué diablos le hacemos sexo oral a los hombres? Un misterio insondable digno de otra investigación.
¿Pues qué tan mágico puede ser?
El estudio involucró a 243 hombres mayores de 18 años que tenían una relación de pareja de más de un año. El 75 por ciento de los participantes vivía con la dueña de sus quincenas y el 50 por ciento estaba casado. Todos afirmaron haber tenido sexo una semana antes.
El orgasmo femenino obtenido a través del sexo oral resultó ser un factor clave para que las muchachonas dijeran “de aquí soy”. Una de las hipótesis del estudio era que los hombres practicaban el famoso cunnilingus para recuperar a sus chicas una vez que ellas les hubieran puesto los cuernos. Al obtener un orgasmo de la mujer, eliminarían la competencia espermática que se generaría al interior de ellas.
Sin embargo, el estudio sólo logró comprobar que hacer el abecedario con la lengua evitaría que la pareja quedase a medio camino y se fuera a besar otras bocas buscando nuevas ansiedades. O sea que se comprobó que es una cuestión meramente de satisfacción sexual y no física.
¿Y a poco sí?
Independientemente de este estudio, mantener contentas a nuestras parejas es todo un tema. Entrevistamos a nuestra querida Irene Moreno, sexóloga, conductora de radio y actriz, y nos compartió su opinión al respecto.
“Limitar una relación sólo a los genitales y, en este caso, al sexo oral es reducirla. Una relación de pareja implica mucho más cosas como la comunicación, respeto. De hecho, a muchas chicas no les gusta que les practiquen sexo oral y no por ello su relación es mala. Creer que al practicar sexo oral se evita una infidelidad es subjetivo. Una infidelidad es una decisión”.
O sea, practicar sexo oral puede ser una buena técnica para mantenernos contentas, pero no es coyuntural para evitar que nos vayamos por otros lares (Al igual que los hombres). Una podría quedar embelesada por la forma en la que le practican sexo oral, pero si el tipo en cuestión es un manojo de inseguridades, de reclamos y de machismos, seguramente buscaremos otros horizontes.
¿Ustedes qué opinan, queridos lectores? ¿A poco sí se quedan con el que mejor les dé servicio de afinación y mantenimiento?
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