El extraño mundo del pegging

Como sabemos que en esto del sexo en una relación de muchos años, la cosa se suele poner color de hormiga, entendemos la importancia de meterle lo que viene siendo la variedad al asunto.

Y cuando decimos variedad: no estamos jugando. Ya sea con intercambio de roles, juguetes sexuales, diferentes escenarios… TODO. Y cuando existe una práctica que conjuga estos ingredientes, la magia resurge.

Bueno, basta de choro. Les estamos hablando del pegging. 

¿Qué es eso?

Las fantasías sexuales son como la guerra: todo se vale. ¿Cuántas veces no se han imaginado con escenas de gang bangs, swingers, picacismo o sexo oral en algún lugar público? Sí, pillines, lo sabemos: miles. Vamos, sin eso el mero acto de ponerle Jorge al niño es más aburrido que leer sobre la reproducción de los caracoles.

Ahora bien, el sexo anal es un tema escabroso para muchos. Algunos lo consideran como una práctica dolorosa o impensable. Pero, no se hagan de la boca chiquita: muchos lo han practicado y aceptan que les ha gustado.

Bueno, pues el pegging se refiere a la práctica sexual mediante la cual, la mujer juega el papel dominante en la relación sexual. Sí, es ese momento en el que ellas dicen: véngase para acá, pues te voy a dar. El pene deja de ser el protagonista de la acción y le deja toda la chamba a las chicas. 

La mujer se coloca un dildo con correa (o strap-on) y comienza a darle. Se da ya sea en una relación heterosexual u homosexual.  

¿De dónde viene y hacia dónde va?

Dan Savage, periodista y autor de la famosa columna sobre consejos sexuales: ‘Savage Love’, hizo popular este término. 

Resulta placentero pues se estimulan terminaciones nerviosas donde se encuentra la próstata y da como resultado un gran momento épico. Sí, no se espanten, así como lo leen.

De hecho, muchos hombres han cambiado su perspectiva al ser ellos los penetrados y les da otra visión sobre el sexo anal que practican con sus chicas. Sí, así es: entienden que el juego previo y la preparación del área son sumamente importantes para poder disfrutar del acto.

Ojo: lo ideal es que siempre se tenga un lubricante a la mano para llevar a cabo esta práctica y que para empezar, el dildo no tenga más de 12 centímetros. En lo que calientan motores y se acostumbran.

De lo contrario, todo el asunto puede convertirse en algo extremo.

¡Fuera tabúes! 

Practicar el pegging le ha permitido a los hombres vivir su sexualidad como algo interno y no como algo que ellos realizan. Y no, no es una forma de perder masculinidad, simplemente es una opción más. Veámoslo así: la mujer es quien está haciendo toda la chamba para que tú disfrutes. (Mujeres, ustedes también reciben placer al frotar el strap-on en su pareja). Es un toma y daca.

Platíquenlo con sus parejas como una forma de experimentar entre ustedes, ya que es una alternativa más para que el sexo sea más divertido y novedoso. Y, bueno, si ya lo han practicado, no sean apretados y compartan estas palabras con sus cuates para que conozcan esta variante del sexo.

¿Qué opinan del pegging?