Si quisiéramos premiar al máster de másters del sexo oral, quizá te postules como el/la mejor postor. Tus parejas te han ovacionado y muy probablemente tengas las mejores técnicas para realizarlo. Pero además de todo esto, te tomas el tiempo de escuchar lo que le gusta a tu pareja.
O sea, una cosa es lo que te hayan dicho sobre cómo practicarlo y otra es que a tu pareja le guste de algún modo en especial. No es lo mismo un metro de encaje negro…
Pero si quieres pasar al siguiente nivel o de plano no te emociona muchísimo bajar a dar un recorrido por esos rincones oscuros, te damos una alternativa: el beso de Singapur.
La técnica que nadie te había dicho
Este tipo de sexo oral, también conocido como pompoir, que en francés significa algo así como “chupadora”, no se hace con la boca.
Claro, se preguntarán por qué diablos se dice que es como el sexo oral. Bueno, pues esta práctica consiste en utilizar el músculo pubocoxígeo para estimular el pene que traducido al español significa que la chica realiza movimientos con su vagina muy similares a los del sexo oral.
Esta especie de ventriloquia resulta un deleite para los chamacones y una alabada proeza de las chicas. Digamos que en vez de enfocarse en la cabalgata, se enfocarán en la cuestión externa.
Se oye difícil, pero no lo es
Sí, tampoco es como para que digas “quítate, que ahí te voy” y de buenas a primeras te salga (claro, puede haber sus excepciones), pero requiere de un poco de práctica. Así que pueden sacrificarse a darle diario en aras de conseguir la perfección.
Ok, ahora viene el cómo:
Lo ideal es que el chico se mantenga estático, esto va a facilitar el asunto. Para que las cosas fluyan es necesario que la vagina esté bien lubricada. Pero no crean que esto es una técnica machista y sexista. No, señor. De hecho, las chicas pueden llegar a experimentar tres tipos de orgasmos: el más común que es el del clítoris, el vaginal y el gran misterioso, el del útero.
A entrenar
Si le han dado a los ejercicios de Kegel, ya sea con las bolas chinas o que hayan hecho de forma consciente algunos movimientos internos, ya la hicieron. Si no, órale, comiencen a poner en forma esos músculos que no se van a tonificar solos. Lo mejor es que los hagan acostadas y sin tensar los músculos de tu espalda o de tus muslos.
Según Denise Costa, autora de la página Pompoir Book que contiene información sobre cómo ejercitar el suelo pélvico, hay que hacer contracciones entre dos y diez segundos (como las que uno hace cuando no hay un baño cerca) para entrenarse. Ella dice que esto se debe hacer por una hora diario durante cinco meses. Pfff… en realidad es un poco exagerado el tiempo, ya que muchas mujeres experimentan esta tensión interna sin tanto argüende. Lo mejor es que ustedes mismas vayan tantéandole el agua a los elotes.
Igual pueden entrenar con su pareja con el truco de la yegua (también conocido como “the mare’s trick” o “Vadavaka”). Éste consiste en mantener el pene de su pareja como si ustedes mismas fueran unas pinzas. Se ayudan con sus piernas y endurecen los músculos de la pelvis. Lo curioso es que ayuda a que la erección no se vaya, aunque si el sujeto en cuestión ya alcanzó el orgasmo, déjenlo libre.
La historia
Su origen radica en las Devadasis, unas chicas de la India que pertenecían a una casta muy baja y que se dedicaban a la prostitución. Pero también se le ha ubicado en el Taoísmo como “abrazo firme” y en la cultura árabe como “kabazzah”.
Según estas creencias, tiene seis niveles:
Tira: para empezar, este un movimiento para introducir el pene en la vagina.
Empuja: todo lo que entra, tiene que salir. Es el movimiento para expulsar el pene.
Agarra: esto es algo así como los perros que una vez que el pene entra, no sale.
Masajea: como la batidora, la chica masajea el pene con movimientos circulares.
Ordeña: aquí la cosa se va poniendo nivel pro. Este movimiento combina el paso de agarrar y ordeñar. Como su nombre lo dice, el hombre eyacula en este paso.
Vórtice: por último, se alocan. Se realizan movimientos en todas las direcciones posibles. Nomás por el mero gusto.
Épico, ¿no creen? Si alguna pareja se quiere sacrificar por el equipo y practicar el beso de Singapur, compartan su sabiduría con nosotros. Consideren que sus aportaciones serán de gran valor científico.