Una vez que la cosa sube de tono con yasabesquién, lo más probable es que dirija sus manos hacia tus rincones sureños. Hay quien lo sabe hacer con profesional maestría, pero otros… ah, esos otros, nomás la riegan y apagan el bóiler (con probabilidades a la alta de que la chica salga corriendo de ahí).
Sinceramente, no es cuestión de experiencia. A cada mujer nos gusta de forma diferente. Algunas prefieren movimientos rápidos; otras, lentos; algunas, más acompasados. Es más, no necesariamente por ser mujer podrías considerar que sabes hacerlo tan bien que mereces un magna cum laude, pues lo que tú haces quizá no le guste a nadie más. Aquí jala parejo: cada vulva y cada vagina son un mundo.
Pero, ojo, hay cosas que de plano no aplican y otras que se agradece hacérselas saber a todos. Y como aquí estamos al servicio de la comunidad, se las compartimos:
Efectivamente: no es un timbre
El clítoris tiene entre ocho mil y diez mil terminaciones nerviosas. Sí, son un montón, pero ello no significa que por quedarte pegado a él, lograrás que tu chica lo disfrute. Algunas mujeres consideran que estimular de más el capuchón del clítoris (esa piel que lo cubre) es muy molesto, así que pregúntale antes de hacer cualquier cosa. Lo ideal es que lo repliegues y dejes expuesto el clítoris para que hagas movimientos tan fuertes o lentos como ella te lo indique.
A galopar
La mayoría de los vibradores tienen varias velocidades. Algunos simulan un golpeteo (como un caballo que galopa) que ayuda mucho en el arranque. Puedes darle pequeños golpes con tu dedo índice al clítoris, de manera que comience a excitarse. Sentirás que cambia de tamaño, lo cual significa que tuvo una erección: señal de que avanzamos, Sancho.
En círculos
Otra forma de estimular el clítoris es aplicar presión sobre él y dar movimientos circulares. Fíjate bien que sea ahí y no en los labios vaginales, pues hay algunos perdidos que creen que ahí es donde deben tocar… y la realidad es otra. De igual forma, esto es a ojo de buen cubero, pues el punto es que sea con el ritmo que tu chica indique. Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
Una ayudadita no está de más
¿Tienen un lubricante cerca? Úsenlo. Esto facilitará el servicio de afinación y mantenimiento. La fricción excesiva sin lubricante podría ser incluso doloroso. Claro, si la chica la produjo el propio sin necesidad de uno externo, qué mejor.
¿Y la vagina, ‘apá?
¿Se dieron cuenta de que comenzamos por la estimulación del clítoris? La mayoría de los hombres se va directo y sin escalas a introducir sus dedos en la vagina y se olvidan del protagonista de la historia. El 70 por ciento de las mujeres tiene orgasmos clitorianos y el resto, vaginales. ¿A qué se debe esto? A que esta pequeña zona juega un papel básico en el placer erótico en la mayoría de las mujeres.
De hecho, un estudio publicado en Clinical Anatomy Review, dirigido por Vincenzo y Giulia Puppo, del Departamento de Biología de la Universidad de Florencia, dice que los orgasmos vaginales son puro pájaro nalgón y que el único órgano que produce orgasmos es el clítoris. Claro, quienes han tenido orgasmos vaginales armaron tremendo borlote tras leer las conclusiones de esta investigación.
Depende de cada quien emplear la llave indicada para darle alegría al cuerpo de sus chicas.
Ok, vayamos a ella
No está de más estimular la vagina. Aquí es como preparar un cóctel: hay que aplicar diferentes cosas para que amarre. Lo que sí es importante, como decíamos anteriormente, es cerciorarse de que esté bien lubricada, pues si no estarán como la gata Flora: si se la meten, grita y si se la sacan, llora.
No está de más decir que eviten meter todos los dedos de un jalón, pues aquí la cosa es así: péiname despacito, que tengo el pelo chinito. Algunas mujeres disfrutan tener todo el combo ahí dentro, pero otras, con un solo dedo se conforman. La cosa es irle tanteando el agua a los elotes.
Lavarse las manos muy, muy bien
Créanlo: la higiene es indispensable hasta para echarse un faje. Sepa Dios qué agarraste antes de dirigir tus dedos hacia su vulva y su vagina, así que para evitar bacterias, mejor lávate las manos. Y, por favor, córtense las uñas. Esas garras son el servicio de transporte colectivo de miles de microbios y, además, un rasguño podría matar la pasión.