Llegamos al bar y desde que entré me gustó un susodicho; toda la noche -según yo- le estuve coqueteando… ya saben, miraditas, sonrisitas, jugueteo con el cabello y NADA.
Poco antes de que nos corrieran del lugar, una de mis mejores amigas, decidió hacerme el paro y sacarle plática al sujeto en cuestión y al amigo. Para sorpresa nuestra, recibieron muy bien nuestra entrada y pa’ no hacer largo el cuento, terminamos la fiesta en casa de uno de ellos. Gran noche -si me dejan decirles-… es lo más que les puedo contar en esta columna; no queremos que me corran por indecente! No sean cochambrosos (as), OBVIO estuvimos jugando juegos de mesa toda la noche… y la forma en la que gané fue despiadada. Cuando se trata del risk, soy una gran apasionada.
Si una mujer dice: hoy quiero ligar, seguro encuentra con quien.
Toda esta balconeada viene al caso, porque antes de esa noche, me vivía quejando, pero realmente -ahora me doy cuenta- no ponía tanto de mi parte. Mis amigos siempre me decían: "Si una mujer dice: hoy quiero ligar, seguro encuentra con quien. Si un hombre dice lo mismo, quien sabe si lo logre". Y es que, en términos generales, somos las mujeres las que decidimos hasta dónde queremos llegar y con quien.
Pero chicas, aprovechen el camino que tantas mujeres han abierto para nosotras… la "liberación" femenina tiene sus encantos; uno de ellos es que ya no te tienes que quedar sentada, esperando, a ver a qué hora el muchachito se te acerca a platicar. Puedes tomar tú la iniciativa… ¡atrévete! No es tan difícil como crees y aunque, tal vez no te salga bien a la primera, no te des por vencida, es cuestión de ir afinando la técnica de abordaje. Conozco más de uno que estará agradecido si te le acercas a platicar… a ellos también les cuesta trabajo, les da miedo ser rechazados y a veces, el que seas tú la aventada, les quita un gran peso de encima.
Lo enfoco particularmente a mujeres y en este caso heterosexuales, en primer lugar porque tiene que ver conmigo y en segundo porque es el escenario más común. Pero, en realidad, la invitación es para cualquiera -hombre, mujer, quimera-… atrévete a tomar el timón de tu vida amorosa y sexual. ¿Por qué esperarte a que alguien más lo haga por ti? Si te interesa alguien, acércate… ¿qué es lo peor que puede pasar? El no ya lo tienes, no pierdes absolutamente nada.
La realidad es que… peces en el mar, hay muchísimos. Si un(a) pececito(a) te dice que no, prueba con otro pez -tal vez los de agua dulce no son lo tuyo-, intenta con los de agua salada; quizás necesites cambiar de carnada, prueba diferentes, hasta que encuentres la que te funciona para el tipo de peces que te atraen. ¿Me vas cachando la idea?
En fin, ábrete a nuevas posibilidades…en una de esas te sorprendes.