Quien no haya tenido lo que conocemos como un one night stand, que tire la primera piedra. Porque son esos momentos de sexo sin compromiso por los que muchos pateamos la lonchera.
Así que, en aras de recordar y repasar esas horas —o minutos— de grata felicidad, les compartimos 16 cosas que hemos vivido después de tener una de estas aventuras.
1. Él/ella te abraza. Tú quieres huir. Ahora con la luz del día no se ve tan sexy como anoche. Intentas zafarte sin hacer ruido y escabullirte por la puerta. Adiós, Nicanor.
2. Él/ella se hace el dormido. Por más que intentas despertarlo, no reacciona. Tú sólo quieres salir de ahí y comer una torta de tamal para aliviar el dolorón de cabeza que traes.
3. Te jura amor eterno. No sólo mientras lo hacen, sino que después de echarse el consabido cigarro te dice que quiere que vivir juntos. Sí, claro, cómo ño.
4. Se porta muy buena onda. Te prepara un sándwich de mermelada de fresa para desayunar. Aunque eres alérgico a las fresas, agradeces el gesto. No cualquiera hace el sacrificio de levantarse de la cama y prepararle algo a un desconocido —con el que tuvo sexo toda la —.
5. Despiertas, te metes a bañar, te despides educadamente y le dices que tu jefe te mandó un mensaje pidiéndote que le envíes el reporte de la semana. Sí, no importa que sea sábado, así es tu jefe. Por aquello del no te entumas, le dejas tu número sobre la mesa.
6. Se agarran del chongo. Ambos lanzan quejas por cómo durmieron anoche: “¡Me quitaste la sábana!”, “me pateaste toda la noche”, “no sé por qué hice esto”. Es la hora de las quejas y los arrepentimientos.
7. No pasas la noche con él. El sexo no fue lo mejor, pero tampoco te dejó satisfecho. Todo bien, pero de eso a amanecer juntos, ya es otra historia.
8. La pasan tan bien, que hasta consideras volver a verlo/a. Es divertido, llevadero y tiene un físico que para el tráfico. Claro, ahora el asunto está en que él también quiera volver a verte. A prender las velitas y a rezarle a San Charbel.
9. Pasan la noche juntos. Todo está muy bien, pero de repente escuchas un sonido ancestral. El olor no se hace esperar y sales corriendo del cuarto para esperar a que se disipe la bomba atómica.
10. Despiertas y no hay nadie a tu lado. Se fue el perfume de sus cabellos. Se fue el murmullo de su silencio. Ni siquiera te deja un miserable post-it para decirte dónde diablos dejó las llaves. Ahora a esperar a que regrese o saltar por la ventana y huir de ahí.
11. Despiertas y merodeas por su casa. En una mesa que tiene en la sala puedes ver a su esposa/o e hijos. ¿Puede haber algo peor?
12. Lo peor: el sexo fue muy malo. Terminó antes de tiempo, no tuvo aguante y balbuceó palabras que no entendías. Moraleja: sexo con alcohol no se llevan.
13. La catástrofe: no usaron condón. Ahora a hacerse toda clase de exámenes para descartar cualquier ITS o resignarse a tejer chambritas por los próximo nueve meses.
14. Al despertar le preguntas dónde quedó tu ropa. Con el desenfreno de la noche aventaste tus pantalones por el balcón. Ahora tendrás que pedirle algo prestado para no salir en pelotas.
15. La batería de tu teléfono agoniza. Tienes un escaso tres por ciento y ruegas por que tu compañero de sexo casual tenga un cargador que le ajuste.
16. La imperiosa necesidad de ir al baño a po-polvearte la nariz te despierta. Pero, ¡no puedes dejárselo ahumado! A aguantar vara como los grandes.
De cualquier forma, ¿quién se niega a recibir un servicio de afinación y mantenimiento por una noche?