Por ejemplo, esta semana -mientras revisaba mi facebook- un ex -compañero de la primaria me saludó. ¡Creo que la última vez que lo ví fue en 4to. de primaria! Y lo primero -después de casi 20 años- que me pregunta es: "¿De verdad te dedicas a eso?" Se podrán imaginar mi cara cuando leí el mensajito… O sea, ¿qué se supone que una contesta en esos casos? Y por supuesto, me reí: jajaja. Y acto seguido contesté: "Si por "eso" te refieres a la prostitución, no -aunque es buen negocio, no es lo mio-. Si por "eso" te refieres a la sexualidad, entonces sí"
No dejan de asombrarme las creencias de la gente alrededor de las personas que nos dedicamos al mundo del sexo.
Sí, lo sé -a veces me pasó de lista- pero me divierte hacer ese tipo de cosas. No dejan de asombrarme las creencias de la gente alrededor de las personas que nos dedicamos al mundo del sexo. Y yo, cuando menos tengo cédula profesional -por lo tanto permiso social- para hablar de lo que hablo; para decir las sandeces que digo y para poder ser todo lo irreverente que yo quiera… tanto, remato con un: "Soy sexóloga" y la gente hace un sonidito parecido a esto…" ahh… ok". ¿No es maravilloso?
¿No les encanta cómo funciona nuestra sociedad? Si durante una cena formal, con gente desconocida yo empiezo a hablar de sexo y menciono palabras como: pene, vulva, coger, coito, etc. La gente se empieza a sacar de onda, comienzan los juicios, los cuchicheos y demás; todo eso cambia, -sobre todo la parte del juicio- si digo a qué me dedico. En ese momento, la escena cambia y me convierto sí, un poco, en el centro de atención; con el pasar de las copas, seguramente me termino enterando de la vida sexual de prácticamente todos los que están ahí, dando consejos y opinando acerca de cómo veo la sexualidad en México. ¿No aman mi trabajo? ¡Yo sí!
Y es que, parece chiste, pero no lo es. He hecho el experimento y en el 90% de los casos funciona así; a los mexicanos nos sigue dando pudor/pena/roña/miedo hablar abiertamente de sexo -mucho más si lo convertimos en algo personal y hablamos de nuestra sexualidad-. No sé, si les gusta escandalizar y no me creen… háganlo ustedes también. Hablen abiertamente de sexo y den su profesión real y en otra ocasión hagan lo mismo, pero digan que son sexólogos (as); les garantizo que la percepción y el trato de la gente hacia ustedes, cambia drásticamente.
Ustedes ¿alguna vez han pasado por algo similar? Seguramente las demás profesiones tienen otras concesiones sociales que no tiene la mía… platíquenme ¿cuáles son?