La masculinidad vive sus últimos días. Eso rezaba la portada de la revista Time hace pocas semanas. Ahora, mirando a las siete mujeres de esta sesión en la suite del Hotel Distrito Capital, la declaratoria de muerte a los hombres se vuelve ominosa: poco podrá hacer los caballeros para contenerlas. De hecho, ni ganas de contenerlas; los hombres se rinden, que venga su invasión. Esta empezó silenciosa, como un blog de fotos en internet de dos amigas en sus veintitantos: Jimena Sánchez y Hannah Sotelo, quien sonríe: «Hay quienes piensan que por tomarnos fotos sexys somos tontas. Pero no somos tan tontas. Queremos que sea muy sexy sin enseñar nada. Nunca en la vida vamos a sacar a una chava encuerada.»
Un poco actrices, un poco modelos, algo de fotógrafas y de guionistas; un mucho cachondas. Las fotos de ambas y de sus envidiables amigas –actrices, sobrecargos, periodistas, etcétera–, con escasa ropa, mucho flash y poses desinhibidas, provocan en la mente masculina un corto circuito cerebral: incredulidad y deseo. O excitación e impotencia. Pasión y miedo. Salivación y sed. Todo junto. El nombre del blog: MadMamacitas.
Claudia (una de tales amigas invitadas) tiene claro el concepto: «He aprendido que las mujeres quieren sacar esa madmamacita interior, pero socialmente no está permitido traer la falda abajo de los calzones o sólo se puede usar bikini en la playa. Este es el lugar donde puedes ser una madmamacita sin tapujos.»
Con miles de seguidores en Twitter, ofertas para que se vuelvan imágenes de varias marcas y una flamante página web, parece que al fin la fama toca a sus puertas. «Ahora somos actrices para la vida, para lograr lo que queremos –dice Jimena. Nunca creímos que nosotras dos solas con nuestras amigas pudiéramos hacer algo importante con algo que empezó de risa. Nos está cambiando la vida, nos ha salido mucha chamba.»
Hace poco en una fiesta, un fan reconoció a Nur Rubio (otra amiguita) : «Yo por una madmamasita daría un riñón», le dijo, víctima absoluta del cortocircuito cerebral.