No, no te diremos que utilices ropa chenchualona o que lo/a esperes sentado a la orilla de tu cama con una sarta de pétalos rojos tirados por todos lados.
Olvídate de todos los consejos que alguna vez leíste en esas revistas mientras esperabas tu turno para que te corten el cabello. Porque la neta, no a todos nos emociona ver a nuestras parejas con unas tangas de leopardo haciendo sonidos guturales para atraernos, tal como si fuéramos leones a punto de aparearse.
Lo que verdaderamente nos gusta va más allá de esos consejos de pacotilla y aquí, como buenos samaritanos que somos, se los soltaremos al costo:
Relájate
Para tener buen sexo con tu pareja, todo debe fluir. Algo así como el mítico: flojito y cooperando. Si se pone tensa la cosa, se fregó todo.
A ver, ese dicho que promete que si ambos llegan juntos al orgasmo significa que están hechos el uno para el otro es totalmente falso. O sea, está chido y toda la cosa, pero somete a las parejas a tremendo estrés que lo único que sucede es que ninguno de los dos termina, se frustran y de ahí surge una retahíla de problemas.
Bájenle dos rayas a la intensidad. El punto es que los dos lo disfruten y que no se convierta en un calvario.
Devórame otra vez
Llevas mucho tiempo con tu pareja, te sabes todos sus movimientos y no te resistes a decirle de vez en cuando: ¿otra vez la misma gata, pero revolcada?
Ok, eso no es muy amable que digamos, pero tampoco puedes mentir. Si eres más intrépido y a tu pareja le late lo alternativo, pueden experimentar con la onda swinger o el bondage. Calma, no se espanten, es sólo una opción.
Si son un poco más tradicionalistas, comiencen con un juego de roles, juguetes sexuales, algo que reavive el deseo. Todo el secreto está ahí, en reavivar la llama que apenas prende a un pobre y raquítico pabilo. El sexo en lugares fuera de lo común también puede ser una genial opción.
Pero, ¿cómo mantener el deseo? Bueno, pues todo radica en el misterio. Vamos por partes. Todo lo prohibido es atractivo porque en parte es desconocido para nosotros. Así que si mantenemos ese misterio, todo puede comenzar a fluir.
Candil de la calle…
Si todo el tiempo te enfocas en satisfacer a tu pareja, estás en el camino equivocado. No debes olvidarte de ti y de tus sensaciones, puesto que si te enfocas en: ¿qué pensará de mí?, ¿lo estaré haciendo bien?, ¿le gustará lo que le estoy haciendo? Bah, olvídate de tener una sesión de sexo digna de ser tema de otra novela de Erika Leonard James.
Porque si te enfocas en todo aquello, significa que no estás cumpliendo el punto número 1: relajarse. Estás lleno de tensión y estrés y no llegarás a ningún punto.
Let’s talk about sex, baby
Sí, hablen sobre sexo. Una de las mejores partes del sexo es desmenuzarlo, decir qué nos gusta y qué no. Vamos, en pocas palabras, ser poco diplomáticos y hablar al chile.
Es como en el porno, vemos todo aquello que nos excita y que nos gustaría hacer. Así que un buen consejo es que también hablen sobre él y que deje de ser un tema prohibido donde los eufemismos tengan lugar.
Toca, juega y aprende
Date tiempo para conocer la anatomía de tu peor es nada. El olfato es básico, bajen por los chescos, descubran rincones que no han explorado. Armen todo un safari en sus cuerpos. Para encontrar el tesoro hay que conocer muy bien el mapa.
Chicos/as: no olviden que el clítoris es una de las partes fundamentales de las mujeres, si no lo conocen, es una batalla perdida. Eso sí, no es el único lugar erógeno, también pueden explorar el cuello, brazos, espalda.
Prueben el sexo karezza o el sexo tántrico, son buenas opciones para prolongar los orgasmos.
Así que ya saben, para poder disfrutar todo, el punto clave es relajarse, ser un poco más intrépidos y que la comunicación fluya, de ahí verán que el sexo no volverá a ser el mismo y que sus noches con Manuela dejarán de existir.
¿Y ustedes, vuelven loco/as a sus parejas?