Lo sabemos: cuando estás solito y desamparado bajo la influencia de la depresión y la desolación acudes a tu buen amigo el vibrador. Él te ha provisto de buenos momentos llenos de felicidad, infinidad de orgasmos y hartas, hartas sonrisotas.
Todo bien, estamos completamente a favor de ello, de hecho aplaudimos que liberen tensiones con estos útiles artefactos. Pero digamos que hoy no están tan solitos por la noche: están con sus parejas y, como siempre, la monotonía en la cama los ahoga.
Ya, ya… si eso pasa no es el fin del mundo y tampoco es el fin de la relación (aunque si ya tienen muchas broncas, pues a otra cosa, mariposa). Pero si todavía creen que hay una larga senda por recorrer, bueno pues: caminante no hay camino… se hace camino al andar.
Aquí les damos algunos prácticos consejitos para que utilicen el vibrador de a dos:
Higiene
¡Posoye! Está bien que en el sexo todo se vuelva puercón, pero limítense al lenguaje y a las posiciones empleadas durante la faena, porque de allá en fuera: usen condón.
Igualmente, deben cerciorarse de mantener los juguetes en perfectas condiciones y para ello lo mejor es hacerlo a la antigüita: con agua y con jabón (neutro). Asegúrense de evitar lavar la parte motora. Después los secan muy bien y a esperar a la siguiente vez.
Eso sí, utilicen un lubricante con los juguetes para que todo sea más fluido y no haya broncas por la fricción. Luego no vengan a decir que a Chuchita la bolsearon y que les resultó bastante dolorosa la experiencia.
Modelitos
Lo primero: ¿ya cuentan con un juguete? ¿No? Tache. Aquí les van algunas opciones.
Los que se pueden usar en pareja están muy chidos y les permiten disfrutar del asunto al mismo tiempo. Si optan por un simple vibrador, también es válido: todos son buenos para meterle variedad al asunto.
Si no cuentan con alguno porque a uno de los dos les parece sacado de una novela de E.L. James, platíquenlo de forma serena y tranquila. Muéstrenles esta nota para armarse de valor y lograr convencerlos.
La acción
Lo primero, como siempre les hemos dicho: no subestimen el juego previo. Pueden utilizar el vibrador para rozar la piel de sus parejas y comenzar a subir la temperatura.
Recorran los lugares erógenos de sus quiubolesqué sin tocar los genitales. Vamos, chambéenle un poquito.
Una vez que el asunto ya comience a ponerse más chabocho, pueden llegar a los rincones escondidos del clítoris y para los hombres, del perineo, ubicado entre los testículos y el ano. Pueden comenzar con movimientos circulares sutiles o con ligeros golpecitos.
Una idea es que mientras realicen el sexo oral lo utilicen para potenciar las sensaciones, ya sea colocándolo en las mejillas o cerca del lugar de los hechos.
La ventaja de los vibradores es que la mayoría tiene diferentes velocidades e intensidad, eso les permite ir tanteando el agua a los elotes según cada pareja.
El secreto está en no enfocarse tanto en el vibrador sino en las sensaciones que éste les provoca. Si ves que de plano no jala en cierto lugar, bueno pues lléguenle a otro donde crean que va a funcionar la cosa.
Si a alguno de los dos no le late la idea, lo pueden utilizar mientras el otro/a se deleita con el panorama. Eso sí, como ya les dijimos, no lleguen a escena con uno sin antes haberlo platicado con sus parejas. A muchos los intimida la presencia de estos juguetes y pues la neta, eso no está chido.
¿Ya han utilizado alguno con sus parejas?