¿Qué puede surgir de la combinación de dos partes cómico-mágico-musicales como lo son las bubis y el paquete de los chicos? Así es, la rusa.
Seguramente, desde tiempos inmemorables, existió un par de ociosos que dijeron: vamos a preparar barbacoa de hoyo y decidieron inventarla. Eso sí, para practicarla hay que saber de qué lado masca la iguana. Las chicas con nulas o escasas delanteras creerán que tienen pocas opciones para hacérselas a sus parejas. Pero aquí las desmentimos, cómo no.
Como buenos samaritanos que somos, aquí les compartimos desde nuestro ronco pecho algunos consejitos para practicarla y mejorarla.
El estímulo visual
Tanto para los chicos como para las chicas. Qué mejor que sacarle brillo al soldado con una de las partes favoritas de tu chica. Y viceversa.
Pero, ¿por qué se le conoce como rusa? Dice la leyenda que, la también llamada tit-fucking o cubana, debe su nombre a esta nacionalidad en honor a las voluptuosas y altas mujeres de ese país.
Es una alternativa muy buena para quienes ya sea por angas o por mangas no quieren tener sexo con penetración. Eso sí, no se vayan como gorda en tobogán y se dejen llevar por la emoción, tanto que olviden ponerse un condón. Si no tienen la certeza de que su pareja esté libre de infecciones de transmisión sexual (ITS) no se expongan a lo tarugo. Hay ITS que se contagian sólo por el contacto con la piel, así como algunos parásitos o bacterias, entonces ¿para qué hacerle al cuento?
Una vez dicho esto, vayamos a lo que nos concierne.
Más seguro, más ‘marrao
Consíganse un buen lubricante hecho a base de agua. Eso les va a permitir que la fricción sea mucho más fácil y sin freno. Antes de ir a los hechos, pueden calentar la cosa con sexo oral, nomás por no dejar pasar. Además, así aprovechan el jueguito y pueden probar hacer la rusa.
Lo ideal es que el chico coloque su pene y se acomode. La chica puede lograr mayor volumen al usar sus antebrazos para que sus bubis logren envolverlo con más presión. Sí, quizá suena un poco metódico y aburrido, pero créanlo, aún hay muchas personas que lo consideran una práctica sin sentido. (A-bu-rri-dos).
Ya sea que la chica realice los movimientos similares a los de la penetración o que él se mueva a sus tiempos. Cada quien decide.
Ahora bien, si la chica en cuestión no tiene un futuro por delante, no hay problema. El chico puede recostarse y ella colocarse arriba de él, con todas las indicaciones anteriores para practicarle una rusa. Lo único que cambia es que el huequito que quede atrás se cubra con las manos.
La intensidad depende de cada quien. El punto es que ambos disfruten de este juego previo y que los deje listos para el platillo principal. La rusa es casi una garantía de orgasmo seguro, pues se estimula el frenillo, esa zona maravillosa que se encuentra debajo de la cabeza del pene.
Si le quieren meter variedad, pueden incluir algún vibrador para tener más sensaciones. Y, evidentemente, para que la chica lo disfrute con singular alegría.
Así que, en caliente, compartan estas líneas con sus parejas y esperen con ansias a que llegue el momento de practicarla.