Por fin se cumplió la profecía: Carlos te invitó a salir (o Margarita aceptó que salieran). Esperas con ansias la llegada del viernes para que vayan a ese restaurante nuevo que abrieron en la Juárez. Te emperifollas, usas tu loción marca Todas Caen Muertas y llegas puntual a recogerla.
Al llegar al lugar, se empacan la cena con singular alegría e intercambian chistes entre platillos. Están risa y risa hasta que llega el momento de decir adiós.
A la semana siguiente, Carlos (o Margarita) desaparecen. Al principio pone como pretexto su trabajo, el tráfico, su jefe, las lluvias. Vaya, hasta te suelta un cuento en el que tuvo que rentar una trajinera para salir victorioso de su trabajo y que por ello no ha podido verte, pero que tampoco podrá mañana, ni pasado mañana. Llega un punto en el que te das cuenta de que te bloqueó en el Whatsapp y cuando le marcas, te manda directo al buzón.
Pero, ¿qué pasó? ¿qué hice mal? Bueno, la primera cita sirve para calar a la otra persona y si no te volvió a llamar o desapareció de la faz de la Tierra, quizás hiciste alguna (o todas) las siguientes cosas:
Bebito chiquito bonito
Debes saber que llega un momento en la vida en el que los adultos deben comportarse como adultos. Si estás acostumbrado a que tu mami te cocine diario, te lave la ropa, vaya al banco a pagar tus deudas o tus servicios, quizás esto te suene un poco extraño. Pero es así. Dale, mamacita (o papacito), fájate los pantalones y actúa en consecuencia. Ser el eterno consen de tus papitos se nota y eso se percibe desde la primera cita.
Mamita querida
Peor aún. Además de ser el consen de tus papis, te la pasas hablando de ellos toda la noche. ¿Es en serio? ¿no tienes otro tema? Mínimo lee los titulares de los periódicos antes de salir, pero por favor no te claves con lo maravillosos que son tus papás. Sabemos que los amas con pasión y locura, pero créelo: hablar de ellos TODO el tiempo no te hace lucir muy sexy.
Muéstrate tan anormal como eres
Sí, no te muestres como un ejemplar digno de Nat Geo: un ser humano perfecto, que corre todas las carreras que hay en la ciudad y que (además) siempre queda el primer lugar. Ese que su jefe ama por sobre todas las cosas por ser cumplido, honesto y responsable. El mil amigos, dueño de una empresa exitosa, triunfador en todo momento. Un estudio hecho por la Universidad de Queensland, publicado en el Personality and Social Psychology Bulletin, reveló que tanto hombres como mujeres prefieren conocer personas comunes y corrientes.
Esa idea generalizada que asegura que todos buscamos al príncipe azul o a la princesa rosa es falsa. De hecho, mientras menos perfecto sea, mejor. Esto se debe a que buscamos a alguien real, no a un maniquí cuya vida es perfecta (porque seguramente no lo es). Así que si eres muy malo para las matemáticas o si jamás has participado en una de esas carreras maratónicas porque prefieres quedarte a ver la tele los domingos, no te angusties, la otra persona no saldrá huyendo de ti.
Ella va a querer un bistec bien cocido
¿Uh? Probablemente pienses que esto sólo sucede en las películas, pero es una situación real. Si crees que tus ideas son las mejores y que la otra persona se la va a pasar bomba con todo lo que propongas, está perfecto. Pero no está de más preguntarle si le parece. ¿No que quieres conquistar a esa persona? Pareciera que estás haciendo todo lo posible por pasarla bien… sin que la otra persona se entere de qué está sucediendo. Hay que ser más considerados.
Y entonces, como te iba diciendo…
Por algún extraño motivo algunas personas consideran que diálogo es sinónimo de monólogo. ¿Alguna vez han hablado con alguien que no les deje pronunciar una sola palabra? Si acaso en algún momento les pregunta: ¿cómo estás? Ellos mismos responden: bien, me imagino que estás bien. Jamás dan la oportunidad de contestarles. El tiempo que uno pasa con ellos es una absoluta tortura. Lo peor de todo es que a sus amigos les dice que eres muy callada o que osabas interrumpirlo. ¿Alguien podría echarlo a los leones, de favor?
¡A mí también me gusta eso!
Al conocer a Carlos, te dijo que era fan de The Cure, tal como tú le aseguraste serlo. Al salir por primera vez, asumes que sabrá sobre el tema y le dices que Robert Smith te parece un genio. Él, en cámara lenta, te suelta la pregunta: “¿quién es ese?” Toing… No mientan por convivir, es penoso darse cuenta de la cruel realidad. No habrá poder humano que los libere de verse como unos absolutos faroles.
Olvida tus problemas por un rato
Esto no significa que finjas. En realidad, si no estás de humor para salir con alguien, no salgas. Si lo haces, seguramente portarás tu selecta cara de pocos amigos y soltarás comentarios negativos sobre todo lo que le rodea. Esto es infinitamente cansado para la otra persona y seguramente te mandará al diablo a los pocos minutos. No tienes que fingir, sólo tienes que saber que la primera cita no es una consulta con el psicólogo gratuita.