“Bienvenido sea todo aquello que nos haga magnificar las sensaciones durante el sexo. Amén”. Reza una antigua oración sobre la puerta de una casa en el lejano Oriente.
Ja, bueno, quizá esto no sea cierto, pero lo que sí es cierto es que siempre se agradecen todos aquellos movimientos u objetos que le meten variedad al asunto y que nos hacen arder en deseo y pasión por nuestros ligues, amores o segundos frentes.
Una técnica es emplear hielos a la hora de darle gusto al gusto. El efecto que produce utilizarlos cuando están más calientes es una bomba. Textual.
Ojo, también depende de la sensibilidad de sus parejas. Si sienten que les quema, pueden envolver con alguna tela muy suave, ya que esto aminorará cualquier sensación que pudiera resultarles desagradable. O sea, tampoco es como para que el otro esté como esté como la Gata Flora, que cuando se la meten chilla y cuando se la sacan, llora.
Por lo pronto aquí van nuestras recomendaciones para que lo utilicen a su consideración:
Besos fríos como la lluvia
Qué hacer: Comiencen por los besos. Uno de los dos deberá meterse un hielo en la boca. Consideren alguno chico, tampoco abusen y se metan todo el bloque de hielo, pues no podrán maniobrar con la lengua ni lograrán controlar la saliva. Y créanlo, eso no será muy agradable.
Pásenlo por los labios, y si quieren, una vez que ya tengan fría la boca, tírenlo y comiencen con los besos más apasionados.
El plus: Úntale algo dulce en los labios y quítalo con tu boca.
Voy por la vereda tropical
Qué hacer: Recorre su cuerpo con el hielo o con tus labios después de haber metido un hielo en tu boca. A estas alturas del partido, seguramente ya sabes cuáles son sus zonas erógenas, pero si aún no lo sabes, puedes probar por el cuello, la espalda, las ingles, los muslos o el interior de sus brazos.
El plus: Átale las manos hacia atrás y ponle una venda en los ojos. No saber por dónde aterrizarás será una cosa maravillosa.
¿Un masajito? ¿Quién se negaría?
Qué hacer: Siempre nos hemos imaginado hacer un masaje con aceites que faciliten el curso de nuestras manos sobre la piel de la pareja, pero ¿qué tal que lo hacemos con un hielito? Les hará vivir otra experiencia, muy diferente, pero igual de placentera.
El plus: Nadie dijo que no usen los aceites. No, señor. Pueden untarse las manos y usar un hielo para recorrer, por ejemplo, la espalda de sus parejas una vez que esté flojito y cooperando. Háganlo muy sutilmente, tampoco es como para que salga huyendo porque lo quemaron.
Sexo oral congelado
Qué hacer: La cosa va subiendo de tono. Ya que calentaron motores, dirígete sin prisa, pero sin pausa hacia donde comienza la diversión. Ya sea que hagas círculos en el glande o sobre el clítoris, podrás jugar con él durante un rato para que lo alternes con tu lengua. El contraste del frío y el calor será digno de una ovación.
El plus: Úsalo por intervalos, no te quedes enfrascado con él y hagas que pierda sensibilidad en toda la zona. La cosa es que lo disfrute, no que quede entumido.
Metan su juguete en el congelador
Qué hacer: Primero hay que fijarse si el vibrador que tienen se puede meter al congelador. Existen algunos dildos hechos de cristal que se pueden meter al microondas o al congelador y que sirven para intensificar las sensaciones. Si cuentan con uno de esos, ya la hicieron. De lo contrario, fíjense en el instructivo si se puede hacer esto. Una vez congelado, podrán jugar con él y tener la boca y la otra mano libre para jugar con sus parejas.
El plus: También lo pueden usar para estimular zonas erógenas como los pezones, no sólo se claven con los genitales. Uy, verán que esto es el entremés del paraíso.