No se requiere un doctorado, ni conocer todas las proezas sexuales para saber que tu vida sexual apesta.
Cuando empezaste a andar con tu pareja, se echaban un tiro casi diario: sentían que descubrían el oráculo perdido debajo de la ropa de cada uno. Ya fuera en el coche, en la sala, en la casa de alguno de tus cuates: todos los escenarios eran perfectos para probar mil proezas, desafiar la gravedad, sentirse Nacho Vidal y Cicciolina en sus buenos tiempos. Todos sus cuates les decían: “se ven bien contentotes, ojalá algún día nosotros encontremos a alguien así en nuestras vidas”.
Y el tiempo pasó. Los encontronazos se volvieron más esporádicos y las técnicas cada vez más aburridas o conocidas. El sexo ya no es lo de antes.
Incluso crees que Carlos, tu compañero del trabajo, no está tan mal o que Mariana se ha puesto muy chabocha últimamente y en el peor de los casos: deciden lanzarse al ataque sin haber puesto punto final a la relación con sus parejas.
Sí, el asunto no es sencillo, pero ¿cómo es que llegamos hasta aquí? ¿Qué fue lo que pasó? Bueno, pues aquí les daremos algunas señales y probables soluciones para evitar que su vida sexual se vaya directito y sin escalas al carajo.
1. El problema: “Ya no se me antoja”. Sí, así de simple. Ves a tu quiubolesqué en la cama y por más que se esfuerce en seducirte, tú dices: hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo.
La solución: La monotonía es uno de los grandes problemas del mundo actual. Bueno, no tan dramático, pero sí le parte la mandarina en gajos a las relaciones personales. ¿Pero, cómo liberarse de ella? Bueno, pues métanle imaginación. Usen juguetes sexuales, juego de roles, vean alguna porno para inspirarse y si les late ser un poco más extremos: prueben la onda swinger. Todo es cuestión de comunicación, sin ella, lo mejor es que se pongan un cinturón de castidad y sanseacabó.
2. El problema: “El sexo es muy malo”. Ya sea que dure poco o que de plano ya no le hallen el modo a alguna posición para sentirse a gusto. Ya no lubricas o de plano, tu fiel amigo ya no está firme y preparado para la acción.
La solución: Un buen lubricante es el mejor amigo de la mujer. Hay de mil sabores, para pieles sensibles, anales. Y bueno, para los chicos hay diferentes formas de estimular el pene. Pídele a tu pareja que te eche la mano para lograr una erección.
3. El problema: “Tengo tanta chamba que llego agotado/a a la casa”.
La solución: Simple, ten sexo. No hay mejor manera para desestresarse que tener un orgasmo con tu pareja. El punto está en que durante todo el día añoren ese momento. Que los gritos desenfrenados de tu jefe o las pláticas pedorras de tus compañeros de chamba no te quiten las ganas de caderear por la noche.
4. El problema: “Nuestros besos ya no son apasionados”. Son con la boca cerrada, sin lengua y sin cachondearse.
La solución: Un buen beso es el preludio de una ardua noche de pasión. Aquí cabe preguntarse: ¿por qué no nos besamos? La falta de interés o de atracción puede ser uno de los principales motivos. Es cuestión de preguntárselo y descubrir por qué esta muestra básica de cariño no fluye entre ustedes.
5. El problema: “Con todos menos contigo”.
La solución: Si todos/as se te antojan, excepto tu pareja, es señal inminente de una crisis. Los problemas cotidianos, el estar en contacto durante más tiempo con otras personas puede provocar esto. El punto es frecuentarse más y redescubrir lo que alguna vez hizo que se enamoraran uno del otro.
6. El problema: “¿Sexo oral? Ni loco/a”.
La solución: Ok, ok, puede ser que te repele bajar por los chescos, pero si todo lo que rodea al sexo te produce náuseas, es señal de un problema mayor. Digamos que si el intercambio de fluidos o estar cerca de tu pareja ya no te produce ninguna sensación extrema, lo mejor será que hablen seriamente.
7. El problema: “Eso es para otro tipo de gente”.
La solución: A ver, ¿de qué hablas? ¿Cómo que otro tipo de gente? Experimentar con tu pareja no es una tarea que realice alguna especie mutante de ser humano. Significa que se quiere salvar la relación y que se van a valer de todo tipo de artimañas, no hay más.
8. El problema: “Prefiere salir con sus cuates”.
La solución: Anteponer a los amigos, revisar el Facebook en el teléfono o ver una película se vale en ciertas ocasiones. Pero, ¿siempre? El punto es que esas noches de sexo sean divertidas y que impliquen algo novedoso para ambos.
9. El problema: “Se jetea después del sexo”.
La solución: Esto a veces es común y no es motivo de espanto. Simplemente es cuestión de hablarlo con la pareja y expresarle que uno quiere ese apachurro que nunca deja de ser bienvenido. No se trata de hacer la tarea y ya, también hay que verle el lado romántico.
10. El problema: “El deseo se ha vuelto selectivo”.
La solución: Sabes que tu pareja siempre cumplía TODAS tus fantasías. Pero ahora te topas con un ser extraño en tu cama que le mete a algunas y a otras, no tanto. Comienza con achaques, pretextos, vamos, se pone sus moños. Antes, esto no era así. La mejor solución para ello es hablar de manera frontal y sin pelos en la lengua (bueno, a menos que así lo deseen…).
En caso de que nada haga un cambio en sus vidas, también pueden acudir por ayuda con algún experto, como bien puede ser una terapia de pareja. Pero si de plano esto tampoco jala, pues lo mejor será que ahuequen el ala y que dejen los olotes para otros burros.
¿Han pasado por una crisis sexual?