Casa de Té Caravanseraï

Orizaba 101-A

Entre Álvaro Obregón y Tabasco

Col. Roma Norte

Tel. 5511 2877

Horarios:
lun-vie 10-21:30 h, sáb-dom 11-21:30 h
Precios: $ 100 - $ 250
Formas de Pago:
TC: Visa Mastercard
Efectivo
Sitio Web
Generos : Francesa
Servicios: Desayunos, Abierto en Domingo, Pet friendly, Estacionamiento cercano, Servicio para llevar, Internet Inalámbrico, Ambiente familiar, Girlie
Si te gusta o no el té, no importa. El lugar merece una visita por sí mismo. Por el ambiente, por el estilo… y por Pierre: un francés de español perfecto que sabe, conoce y se apasiona por atenderte. Un anfitrión de lujo que abre las puertas de su casa, cuenta anécdotas y se remonta a países lejanos.

Entrar a Caravanseraï es como llegar a la sala de la casa de tu abuela, llena de recuerdos de otras regiones del planeta. Este universo en la ciudad esta dividido en tres espacios:

La tienda, para comprar todo lo que se necesita, desde la tetera para iniciarse a $340 hasta la antigüedad de $3,500. Hay infusores, libros, revistas y por supuesto, té a granel; en bolsitas especiales, herméticas y oscuras que por $40 te ofrecen 50 gr de hojas llegadas de muy lejos y en exclusiva. Ya bien lo dijo un pequeño comensal: “qué linda es tu casa, Pierre, hasta parece tienda”.

Le sigue la sala de estilo oriental, sobria pero no seria; es el lugar perfecto para trabajar, conversar o jugar. Aquí hay mesitas, sillones, un escritorio, un té negro puro de origen. Todo esto elemental a la hora de la conversación.

Tras el telón se descubre la sala del placer, la de grandes sofás donde uno sólo puede y debe quitarse los zapatos, subir los pies, relajarse y olvidar el mundo gracias a las hojas de té trituradas con aroma de manzana. Soñar poesía con las de caramelo y frutas rojas. Hacer un viaje inmóvil gracias a las de vainilla, bergamota y jazmín. Viajar a África con las de coco y caramelo. Saborear el verdadero té de menta. Meditar con un cencha de aroma a mango. 

Y si con eso no terminas en la cama del centro en un viaje sensorial, es que no has entendido nada del té en su ejercicio más puro de hedonismo. Por ahí, como en toda casa que se respete, está la mascota, un gatito negro llegado, como todos, más por curiosidad que por gusto… Pero que, al descubrir un nuevo mundo, decidió no volver a salir.

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