Rojo Bistro

Ámsterdam 71-C

Esquina con Parras

Col. Condesa

Tel. 5211 3705 / 5211-3834

Horarios:
Lun-jue 14-24 Hrs, vie-sáb 14-1 Hrs, dom 14-18 Hrs
Precios: $ 300 - $ 300
Formas de Pago:
TC: Todas
Efectivo
Sitio Web
Generos : Francesa
Servicios: Reservación recomendada, Abierto en Domingo, Ideal para grupos grandes, Carta de vinos destacable, Facilidades para discapacitados

Probablemente el más bohemio de los bistrots condeseros, tras una etapa de incertidumbre hoy es uno de los lugares más recomendados en el “boca en boca”. La concurrencia es bonita sin ser pretenciosa. Los amigos se encuentran de forma improvisada en la barra, donde esperan pacientes por una mesa. Este lado del restaurante –uno de los más acogedores– está iluminado como película francesa. Desde aquí se escucha la música y un rumor arrullador de la gente que comparte historias en las pequeñas mesas que permiten platicar de cerquita.

El ambiente es muy relajado y parece que todos están dispuestos a esperar un largo rato. En los días calurosos las mesas más cotizadas obviamente son las de la terraza, que están sobre la poco transitada calle de Parras (uno de los caminos más cortos para conectar los dos grandes parques de la condesa: México y España).

Éste es un bistrot con especialidades francesas que ocasionalmente incluye toques marroquíes en los platillos. Por ejemplo, la sopa de lentejas, que es una verdadera delicia para una tarde fría. Reconfortante, especiada y muy concentrada. Se percibe a distancia el fuerte y perfumado aroma del clavo y del comino. Sabe a curry y en el fondo se siente un sabor a cordero. Las lentejas están en su punto.

La ensalada turena se puede compartir y así cumplir con la cuota de verduras, los trocitos dulzones de manzana, el queso de cabra y la nuez. Todo tiene una excelente calidad y presentación: fresco y con sabores muy bien armonizados. Además se sirve en un plato muy amplio que hace muy fácil comerla, aunque las hojas de la lechuga estén enteras. El aderezo es cremoso y no empalaga: la miel y la mostaza conviven sin que haya predominio de ninguna.

Los grandes platillos de la casa son el pato y las albóndigas turcas de cordero, que resultan espectaculares. Primero, por el sabor tan intenso; segundo, por la calidad de la preparación. Las albóndigas, en  perfecta cocción, suave y con un toque de fritura, vienen con guarnición de cous cous chiquito y esponjado. En la carne se sienten todos los condimentos. Además de la albahaca, el gravy a base del jugo de cordero.

En el caso del pato se puede escoger la salsa de cereza o maracuyá. No hay duda, las cerezas negras son perfectas para el sabor de la piel rostizada. Muy bien cocinado y delicioso hasta los huesos.

El servicio puede ser un poco lento, pero vale la pena la espera.

Por las características del lugar, la carta de vino debería estar llena de opciones proporcionadas entre precio y calidad. En vez de eso, resulta poco imaginativa y cara, lamentablemente.

Por momentos la música es muy alta, pero por encima de todo, Rojo Bistrot es un gran lugar que brinda una experiencia gastronómica 100% repetible.

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