Tamaulipas 55-B Entre Montes de Oca y Juan Escutia, esquina con Montes de Oca Col. Condesa Tel. 5286 2025 / 5286 2015 |
Horarios:
Precios:
$ 300 - $ 400lun-sáb 13:30-02 h, dom 13:30-00 h. |
Generos : Pescados y mariscos, Mediterránea
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Servicios:
Reservación recomendada, Abierto en Domingo, Comida de negocios, Ideal para grupos grandes, Valet parking, Estacionamiento cercano, Área para fumar, Servicio de bar, Servicio para llevar, Carta de vinos destacable, Terraza, Internet Inalámbrico, Ambiente familiar, Para ver deportes
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El lugar tiene una promoción para quien pague con tarjetas Visa: lunes 20% y martes a domingo 15%
En un ambiente relajado, simple y a la vez refinado (en donde no hay corbatas ni protocolos), vemos llegar con una sonrisa colgada de sus mejillas a Polo, el maître que maneja los delgados hilos del buen servicio de Litoral. El orden, la buena iluminación y la música en su punto justo, son ese no sé qué que nos obliga a quedarnos más tiempo del que dura una simple comida de amigos. Los meseros llevan su nombre en la solapa y tienen años de experiencia, que se notan en su manera de nadar con soltura en las aguas de este local.
Sus especialidades se pescan en Ensenada y, para los que no gustan de los frutos de mar, hay una buena selección de ensaladas, pastas, carnes y aves. Los vinos son uno de los fuertes de la casa. Cuando inauguró, hace siete años, fue el primer restaurante-cava de la zona. Sus etiquetas pasean por México y las más famosas rutas del vino del mundo. Una de las teorías del maridaje se basa en la geografía y consiste en pedir el vino de la zona de la cual provienen los ingredientes del platillo. Y así es como podríamos ver en un balde con hielo un fresco blanco de Baja California: el Monte Xanic Viña Kristel.
Desde la cocina marchan unas brochetas de camarones: una combinación de texturas y sabores, en donde la turgencia de las rosadas piezas ceden ante la salsa suave con destellos de chipotle. A los lados de los platos descansa una buena dotación de pan tibio, preñado de mantequilla y ajo (con alto poder adictivo). Sin dejar descansar el paladar, llegan los tallarines negros y el sándwich de cangrejo.
Lo primero, una pasta casera al dente que no deja protagonismo a la salsa (simple, con jitomates frescos), pero que no puede ocultar a los calamares de firme textura. Del otro lado de la mesa, un crujiente pan aprisiona a un cangrejo empanizado con ajonjolí, una combinación mágica en la que se fusionan la calidez de estas semillas tostadas que le dan consistencia al marisco de tímido sabor. El chiste también está en las papas francesas. Polo recomienda una versión elegante para rociar bastones de papa: salsa marnier, salsa francesa y catsup, todo rociado en forma de cruz sobre la ración. Una experiencia de sabores inolvidable y por demás repetible. Los postres no deslucen al resto de la carta: vale la pena perderse en los tostados encantos de las crepas de cajeta al kirsh con nueces garapiñadas y del potente y oscuro pastel de chocolate.
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