Citlaltépetl 231 Entre Ozuluama y Campeche Col. Hipódromo De La Condesa Tel. 5286-5945 |
Horarios:
Precios:
$ 350 - $ 400Lun-sáb 14-2hrs, dom 14-19hrs |
Generos : Francesa
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Servicios:
Reservación recomendada, Abierto en Domingo, Cena después de las 23 horas
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Un calvo muy serio recorre el local y saluda a los comensales de una mesa: es el dueño, Christian Besson, un fotógrafo francés que abrió hace dos años este espacio mitad galería fotográfica, mitad bistrot. La mitad restaurante supera las expectativas, aunque las muestras que penden de sus paredes no siempre son memorables.
El ambiente –sobre todo en la noche– es cálido, logrado en parte por una iluminación zonificada y una decoración que juega con toques franceses y detalles postindustriales con todas las conexiones a la vista.
Domina el salón una larga y alta barra en donde uno puede compartir la cena con otros comensales ubicados.
Detallitos que obligan a volver: impolutos mantelitos de papel verde, meseros que recorren las mesas armados de una pizarra pintada con el menú y recitando en perfecto francés los ingredientes de los platillos, una carta de vinos con buenas etiquetas de Francia, España, México, Argentina y Chile. Como hay buenas opciones por copeo se puede aprovechar para probar diferentes caldos.
Aterrizando en la carta, las pupilas se agrandan frente a los moules gratinées: 26 piezas de mejillones suaves, gratinados, que llegan a la boca golpeando el paladar con una intensa salsa de perejil y ajo. Un plato que, sin tener la parafernalia decorativa de los platillos de autor, tiene una buena presentación y una porción abundante. Otra opción son los camarones al ajillo, una receta más picante (gracias al chile chipotle) que la que inventaron los españoles. Como plato principal, el maître recomienda magret de canard en salsa de frutos del bosque, un platillo que brilla bañado por una atractiva capa borgoña donde se ven las delicadas piezas de pato entremezcladas con frambuesas, arándanos, moras e higos. Dulce y salado, dos atributos que se encuentran, se abrazan y expanden las sabores del otro. La carne fibrosa y oscura del pato cede ante la melosa consistencia de su consorte líquido.
Los últimos sorbos del vino Viña Mayor Roble (Ribera del Duero) dan la bienvenida al momento dulce de la mesa. Como buen bistrot, sale de la cocina una tarte tatin de tibias manzanas que matan su fiebre con helado de crema. Pero el mesero insiste en que el postre que cuenta con fanáticos en la zona es el mousse de chocolate, con puro ingrediente belga, una densa y potente crema que descansa en una martinera fresca.
El servicio es atento y veloz. ¿Sabías que la palabra bistrot no tiene su origen en las tabernas parisinas, sino en el idioma ruso, y que se traduce como “rápido”? Photo Bistro: rápido y bueno. Misión cumplida.