Eres el buena vibra de la oficina:
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No tienes broncas con nadie. Tu posición es neutral, no te gusta entrar en controversias ni chismes. Disfrutas lo que haces y no te fijas en qué dejan de hacer los demás. Los rumores te tienen sin cuidado y jamás asumirías un papel como de la primaria, en donde alguien tiene que acusar al otro. Siempre saludas de muy bien modo y sonríes sin importar qué pase en tu vida privada. Felicidades, debería de haber más gente como tú en las dependencias del gobierno... jaaaa.
Eres el que se siente la víctima:
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No hay peor papel dentro de una oficina que el víctima, pues pase lo que pase, siempre te sentirás el abusado y el que más le trabaja. Todo te parece injusto y no dejas de estar al pendiente de lo que hacen o dejan de hacer los demás. Odias los puentes y fiestas y a todos los que amen tener días libres. Eres la pesadilla de la oficina porque eres de los que le chismea al jefe todo lo que ve. No te sientas beatificado, también tienes cola que te pisen, no se te olvide y relájate muchísimo.
Eres cizañoso y te alteras de todo:
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Es muy estresante trabajar contigo porque no se sabe cuándo estás de buenas y cuándo estás de malas. Tu carácter es muy voluble y no sabes separar tus problemas personales de los laborales. Haces cosas por debajo de la mesa que no deberías y cuando alguien más hace algo te sorprendes y haces un escándalo. Aprende a no tomar tan a pecho todo. Tu vibra hace hostil todo el entorno.
Eres el mala vibra y cizañoso de la oficina:
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Trabajar contigo es una pesadilla porque la envidia te corroe; todo lo que los demás hagan bien te arde y esa es la mentalidad más retrograda del mundo. Tu falta de buena onda retrasa el trabajo de todo y crea un ambiente hostil y pesado. Tu negatividad hace que la gente renuncie con tal de no verte la cara. Tienes que disfrutar los logros de los demás y superar la primaria, aquí nadie acusa a nadie. ¡Loco!