Visita estos lugares poco conocidos de Azcapotzalco

Una alcaldía con mucho por descubrir, agenda tu visita a estos lugares poco conocidos de Azcapotzalco. A menos que vivas en Azcapotzalco, difícilmente pensarás en esta alcaldía cómo una opción para divertirte en tus días libres. La impopularidad de…

Una alcaldía con mucho por descubrir, agenda tu visita a estos lugares poco conocidos de Azcapotzalco.

A menos que vivas en Azcapotzalco, difícilmente pensarás en esta alcaldía cómo una opción para divertirte en tus días libres. La impopularidad de esta zona cómo fuente de entretenimiento es, precisamente, una de las razones que mantienen su autenticidad. También el porqué del asombro al descubrir los tres lugares que aquí te presentaremos los cuales, fuera de las y los chintololos, pocos conocen.

Cuando uno visita por primera vez los barrios tradicionales de la zona, es fácil sumergirse en la fantasía de una visita a un pueblo mágico. Abundan las casas de un piso con tejas renegridas, las calles amplias, los arcos virreinales y las conversaciones en lenguas indígenas.

Los restaurantes y cafeterías de moda y la uniformidad de los negocios de cadena no han llegado aquí. Esto ha permitido que el estilo de vida de los 25 pueblos originarios fundadores perdure, lo mismo que el misticismo y la candidez de sus lugares más queridos.

El Ahuehuete de Santa Catarina.

Hay un gigante místico oculto entre las laberínticas calles del barrio de Santa Catarina. Se trata de un monumental ahuehuete de 730 años, uno de los árboles más añosos del país.

 Su fama no solo recae en lo viejo que es, también en su origen. Fue sembrado por los tepanecas, quienes se cree que trajeron sus semillas desde lo que hoy es Michoacán. Este árbol era más que importante para ellos: consideraban a su especie sagrada.

Actualmente se encuentra al centro de dos maravillas arquitectónicas. La Capilla de Santa Catarina Mártir la cual data del S. XVll y la escuela Sotero Prieto diseñada por Juan O´Gorman.

El ahuehuete es generoso y a todos regala sombra con aroma a hojas frescas y en sus brazos sostiene desde hace siglos las casas de cientos de aves.

Los vecinos lo riegan una vez por semana y está acostumbrado a la vista de las infancias que salen del colegio, de las y los devotos que van al templo, de las parejitas tomadas de la mano.

Parque Tezozómoc: un lugar de fantasía

Parque Tezozómoc es una suerte de escenario de cuentos de hadas versión chilanga. Su geografía ondula con montecitos verdes por donde suben y bajan las cuatriciclos montados por familias riendo. Los árboles reciben a parvadas de pericos en primavera y a patos canadienses en invierno.

Un trenecito estilo jurásico circula por el centro del parque. El recorrido de a $25 pesos muchas veces es acompañado por bolsas de fritangas enchiladas compradas en los puestos de botanas.

Su corazón lacustre es una réplica del lago del Lago de Texcoco con todo y una representación tamaño real de la leyenda del águila y la serpiente.

La construcción se realizó bajo la dirección del arquitecto mexicano Mario Schjentan en 1979 y recibió el nombre en honor al Tlatoani mexica Tezozómoc. 

A este lugar, la gente viene a disfrutar del silencio en los espacios verdes, pero también del jolgorio del comercio. Aquí puedes rentar canoas, bicicletas, triciclos y cuatricilos. También comprar plantas, artesanías y fichas para disfrutar de los juegos de feria.

Visita la Casa de la Cultura Azcapotzalco, uno de los lugares con más historia de la alcaldía

La Casa de la Cultura Azcapotzalco se encuentra inmersa en puestos callejeros y transeúntes apurados, pero el umbral de su portón tiene la habilidad de romper con el frenesí citadino.

Sus instalaciones son poco concurridas porque muchos ignoran los detalles de su arquitectura y su valor histórico, atributos que le valieron el distintivo de monumento histórico otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Un vitral multicolor recibe a los visitantes. Después dos patios entre soleados rebosantes de buganvilias y una fuente en su centro. En el primero, un busto del investigador Manuel Gamio y una escultura de Matlakoatl y Azcueitl, pareja fundadora de Azcapotzalco.

Adentro, murales nacionalistas que llegan hasta sus techos airados. Sus salas albergan exposiciones y eventos y los salones, talleres artísticos abiertos al público en general.

Si algo de ti anhela conocer un rostro menos visto de la CDMX, adéntrate en los rincones y visita estos lugares poco conocidos de Azcapotzalco

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