¿Te imaginas tomar clases de yoyo gratis en CDMX? Este juego es uno de los recuerdos de la infancia de muchos chilangos. Sin embargo, en la capital hay una persona que convirtió su pasión en una disciplina, representó a México en campeonatos mundiales de yoyo (sí, existen), y enseña de manera gratuita a cómo jugar el yoyo en el Parque México.

Se trata del profesor Isaac Kanarek, yoyista chilango, fundador y director de la Asociación Mexicana de Yoyo. Con él puedes aprender desde cómo sostener un yoyo, lanzarlo y realizar esos trucos que ni de niño te salían y de adulto no sabías que existían. A continuación, te contamos cuándo y cómo son las clases de yoyo para que te lances en familia, amigos o los más pequeños de la casa.

Además, te platicamos un poco sobre este juego vuelto disciplina, de la Asociación Mexicana de Yoyo y la comunidad de yoyistas chilangos.

Tus primeras clase de yoyo en CDMX

“El mundo moderno del yoyo es diferente porque los yoyos también cambiaron”, comenta el profesor Isaac en entrevista con Chilango. En las clases de yoyo que él imparte, la idea es que los jóvenes y niños aprendan a jugar al yoyo más allá de los trucos fáciles que todos conocen. Los yoyos “ahora tienen un balerito en el centro que hace que gire mucho más el yoyo, entonces se pueden hacer muchos más trucos”, explica el profesional del yoyo, quien también destacó que ese nuevo balero permite a los niños aprender más rápido.

Desde tu primera clase aprenderás a lanzar el yoyo en sus tres principales formas: lanzamiento hacia abajo, hacia enfrente y hacia los lados. A partir de ahí, el profe te motiva a practicar los trucos básicos como El columpio, La Torre Eiffel, La estrella con una mano, etc. Si continúas asistiendo a las clases, poco a poco podrás avanzar con los trucos avanzados como el Bottom mount, Trapeze, Split the atom y otros tantos de ese nivel.

“Al final de cada mes les hago un mini concurso que es para practicar y aprender”, comenta el yoyista Isaac. La competencia consiste en que, si logras hacer los trucos al primer intento, avanzas de nivel. Te puedes ganar un yoyo y, si te animas, participas en los campeonatos nacionales de yoyo.

Lo chido de las clases es que no se sienten como una escuela o práctica seria, sino como el patio de recreo, cuando tu amigo con el yoyo te mostraba sus trucos y te explicaba con entusiasmo todos sus secretos. “Tengo yo que enseñarles a los niños a aprender, como debe ser”, nos contó mientras veía a uno de los más jóvenes de sus estudiantes, de apenas 9 años, que domina el yoyo de forma casi avanzada. 

El yoyo más allá del juego

“Es un deporte, muchos lo consideran un hobby o pasatiempo, pero yo diría que es un deporte” nos platicó uno de los alumnos de las clases de yoyo, quien no paraba de lanzar el yoyo en diferentes formas ni de manipular el lazo sin perder la concentración.

Las clases de yoyo en CDMX comenzaron desde el 2004, cuando Isaac Kanarek tuvo la oportunidad de visitar el programa Otro rollo con Adal Ramones para una exhibición. “Desde entonces, no he parado”, comentó. Pero en realidad, el yoyista no para desde 1989, cuando participó en un concurso de yoyos Russell y quedó en segundo lugar a nivel nacional. 

A partir de ahí, la marca de yoyos lo contrata para presentar exhibiciones en diferentes países. Después de 12 años, consiguió la oportunidad de ir al Mundial de Yoyos en Orlando, Florida y, al notar que la bandera mexicana no figuraba entre los países participantes del mundial, decidió fundar la Asociación Mexicana de Yoyo, organizar campeonatos nacionales y preparar a los próximos representantes de nuestro pa ante el resto del mundo.

¿Alguna vez imaginaste que jugar al yoyo te llevaría a recorrer el mundo? Si, es posible. 

Una comunidad chilanga de clases de yoyo en CDMX

Jugar al yoyo puede convertirse en una disciplina y un espacio para la convivencia chilanga. Cada sábado y domingo, de 11 de la mañana a 3 de la tarde, frente a la fuente de la mujer de cántaros en el Parque México, varios niños y jóvenes de todas las edades se reúnen alrededor del llamado “Yoyo puesto” y del maestro Isaac para girar el yoyo, aprender y apoyarse mutuamente en el dominio de este juego.

Además de la asesoría de Isaac, los más avanzados enseñan a los principiantes, no importa la diferencia de edad, comparten conocimientos y risas. “Es como el ciclo de la vida, todos nos ayudamos entre todos…”, nos contó un joven que juega desde los 7 años de edad, ahora tiene 15 y practica para participar en el próximo Campeonato Nacional de Yoyo.

En la atmósfera que rodea las clases de yoyo en CDMX flota el sentimiento de realización y la frase “ahora me sale”. Algo tan sencillo como lograr un truco de yoyo gracias a la orientación de otros, refuerza el compañerismo de una comunidad y la confianza personal, así como colectiva.

¿No es ese el sentimiento que se debe avivar en una era donde el miedo al futuro nos desalienta a seguir adelante?

“Cuando veo un truco muy difícil y no me sale y llevo meses intentándolo, cuando lo logro es cuando dices ‘woooo’ y me encanta esta sensación”, contó Sebastián Lavin, el Campeón Nacional de Yoyo en el año 2024. Mientras lanzaba su yoyo una y otra vez de la misma forma, siguiendo una rutina, también habló de que su sueño es ir al Mundial de Yoyo y que este año defenderá su título de campeón nacional en el próximo Campeonato Nacional de Yoyo 2025.

¿Por qué jugar al yoyo?

Tal vez, en tu infancia chilanga, viste un señor vendiendo yoyos afuera de la escuela y rogaste a tus padres que te compraran uno para jugar. Quizá aprendiste a lanzarlo y lo veías girar y subir como por arte de magia. A lo mejor, hacías trucos con los que apantallabas a tus amiguitos, aunque en el proceso, seguro te llevaste varios golpes o rompiste algunas cosas. ¿Todavía recuerdas esa sensación de cuando aprendiste tu primer truco? ¿Mantienes la capacidad de asombro que en la infancia te persigue porque el mundo es nuevo? 

“Lo más bonito que me puede pasar…”  el yoyista Isaac señaló los vellos erizados de su brazo “…mira, hasta me pongo chinito, es cuando llega un niño y le enseñas cómo se lanza el yoyo para dejarlo abajo haciendo el dormilón, y que él solito lo lance y me voltee a ver con ese brillito de que ‘logré’… con eso soy feliz, no necesito más”, reconoció el profesor, quien soltó una amplia risa mientras giraba la mirada hacia el grupo de sus estudiantes, todos girando el yoyo de manera diestra.

Las clases de yoyo en CDMX son todos los sábados y domingos de 11 de la mañana a 3 de la tarde en el Parque México. Los puedes encontrar frente a la fuente de la mujer con cántaros y los distinguirás porque siempre verás un yoyo lanzado al aire. Son gratuitas y las puedes tomar cuantas veces quieras. Si no tienes un yoyo, puedes comprarlo directamente con el maestro Isaac; o si prefieres, puede prestarte uno, pues siempre lleva uno en su bolsa desde que era niño.

Para convertirte en todo un yoyista, siempre puedes consultar la página oficial de la Asociación Mexicana de Yoyo y comprar tu membresía oficial. Ahí publican todos los anuncios y campeonatos nacionales que organizan.