Alguien con un nombre tan potente como Vivir Quintana no puede más que cantar sin miedo. Su fuerza va aparejada de una dulzura, sencillez y talento que se extienden más allá de “Canción sin miedo”, canción que llegó a cimbrarlo todo y se convirtió en un himno para las mujeres de un país atravesado por la violencia contra ellas.
Hablamos con Vivir Quintana previo a su concierto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris sobre la colectividad, amores bonitos, saludables y qué tiene para ofrecer musicalmente más allá de su canción más famosa.
#EntrevistaChilanga
Chilango: ¿Estás lista para el concierto de este viernes?
Vivir Quintana: Me siento muy emocionada, muy nerviosa. De esos nervios bonitos, de algo que quieres con todo tu ser desde hace mucho tiempo. Estoy con un equipo bien bonito, de muchas compañeras bien chidas, músicas, productoras, escenógrafas; de todo.
Estoy muy feliz porque va a salir muy bien, hemos trabajado muchísimo y queremos que sea un concierto muy cálido.
CH: ¿Canción sin miedo está en todas las marchas y en un documental de Netflix, pero qué hay más allá de ese himno? ¿Qué más hay en tu sonido, en tus creaciones?
Vivir Quintana: La colectividad —que creo que es importantísima— es una de las maneras de llegar a la gente y decirle: “también tengo otras canciones”. Ha sido muy bonito porque la gente está interesada en saber qué estoy sacando, este concierto va a ser eso: mostrarle a la gente mi versatilidad, otros proyectos, los cuales siempre parten del mismo lugar.
Canciones un poco más conscientes, hechas para mí y para quién las quiera recibir: sí hablan de amor y desamor, pero desde una forma más saludable y madura, esto se debe a una evolución propia, también tengo mis cumbias y canciones divertidas.
“La colectividad es muy bella”
CH:¿Cómo ha sido para ti crear en colectivo y en femenino?
Vivir Quintana: ¡Ay, muy bonito! El 95% del equipo somos mujeres, el único hombre que subirá al escenario será Juan Manuel Torreblanca, que me acompañará en una canción súper bella. Me dio mucho gusto conocerlo y saber que es uno de esos hombres deconstruidos.
Todas las demás son compañeras súper chidas, unas músicas increíbles y productoras profesionales. La colectividad es muy bella, te hace crecer a ti y a las demás personas. Además, ¿sabes qué está chido? Ahora en el concierto, mis canciones van a estar acompañadas de una banda, antes éramos mi guitarra y yo, siempre, pa’ todos lados.
Ahora por primera vez tendré una directora musical, una baterista, contrabajista guitarrista un montón de compañeras que se han sumado y que están dispuestas a que cada canción sea muy especial
Nos enseñaron mucho que no podemos hacer cosas juntas; “juntas ni difuntas” y más que para demostrarlo es para ocupar lugares que nos han negado y que nos pertenecen, pues también somos habitantes de este mundo.
“En las luces de la tarde”
CH: Estamos acostumbradas a canciones de amor “azotadas”, con violencia en las letras. Tú me hablas de canciones de amor distintas, “saludables”: ¿cómo son estas canciones?
Vivir Quintana: Claro, si te vas con alguien más te mato, si no es conmigo, no es con nadie. Antes me descubría poniendo esas frases tan, tan aprendidas: “cuando seas mía, mío”, “te voy a conquistar”, como si fuera una isla, ¡imagínate! Ahora tengo una canción, “En las luces de la tarde”, que dice:
“Yo no quiero enamorarte
Quiero que te reconozcas y cuando te descubra
Yo ser tu cielo o tu paloma, lo que tu quieras,
una cosa grande chiquita o tal vez nada”
Algo así. Pues es que el amor es eso, nos vendieron la idea del sufrimiento, el azote y no de la plenitud, la paz, el gozo.
CH: ¿Cómo ha sido la respuesta?
Vivir Quintana: Muy bonita, con mucha calidez. Aprendo mucho de compañeras y compañeros, incluso de niñas que me han dicho: “Me encantan las luces de la tarde”, “Enamorada”. Es el tiempo de ellas, hay que escucharlas, saber cómo viven y cómo sueñan este mundo.
CH: ¿Cómo defines tu sonido?
Vivir Quintana: Mi género musical es el ranchero azul, que es blues del regional, melancólica, con tintes poéticos e imágenes, me gusta crear imágenes en mis canciones.
“Ser congruente con lo que hago”
CH: ¿Qué sigue para ti, has sentido presión para continuar después de Canción sin miedo?
Vivir Quintana: No siento presión, pero sí, siento que debo ser congruente con lo que digo y con lo que hago. No podría volver a cantarla sabiendo que no voy a una marcha, o si no trato de comprender que las compañeras viven distintos tipos de violencia.
Es una responsabilidad muy bella, hacia mi persona, hacia la gente y hacia el movimiento feminista. Las artistas, los creadores debemos estudiar, tener la disponibilidad de aprender sobre nuevas ideas, narrativas y hacernos cargo de ello.
CH: ¿Qué responsabilidad sientes hacia el público?
Vivir Quintana: La responsabilidad de cuidar siempre lo que hacemos y transmitimos, debemos cuidar mucho los contenidos de las canciones, que mostramos de nuestras redes sociales. No sabemos quiénes nos siguen qué ejemplo puedes dar, la visibilidad es un privilegio y también una responsabilidad hay que hacerlo que estar atentas a lo que se dice, se comparte, a lo que se invita.
CH: Para terminar: ¿Cuál es la canción que más te emociona tocar en el concierto?
Vivir Quintana: Me emocionan muchas, pero sobre todo “La Casita de la selva” y “Pasarás”, nos quedaron muy bonitas, Carmen Ruiz es la directora musical y les dio un toque maravilloso, potente. Las vamos a cantar todas con mucho amor, emoción y respeto hacia la gente, deseando que lo disfruten.