Una guitarra + dos amplis

La versión mexicana de la revista Vice celebrará el próximo jueves 15 su segundo aniversario. El festejo lo protagonizará un acto de pop-rock inyectado con el ruido espeso del rock alternativo de los noventa, incluso del emo original. Rock…

La versión mexicana de la revista Vice
celebrará el próximo jueves 15 su segundo aniversario. El festejo lo
protagonizará un acto de pop-rock inyectado con el ruido espeso del rock
alternativo de los noventa, incluso del emo original. Rock de volumen bastante
generoso.

Los Japandroids, originarios de Vancouver,
han rebotado constantemente en los espacios más respetados de la crítica; sus
únicos dos discos, Post-Nothing y la compilación de sus EPs (All Lies y Lullaby
Death
Jams) en un larga duración, los traen por primera vez al DF, incorporando
la plaza mexicana a su agitada agenda de conciertos. De su repentina explosión,
los canadienses dicen:”fue básicamente Pitchfork, aunque no lo creas,
después de sus reseñas nos empezaron a llamar para tocar.” Únicamente
llevan 4 años de actividad y su debut ya les ha puesto en el centro del
murmullo, provocando comparaciones con el Daydream Nation de Sonic Youth o el
Siamese Dream de los Smashing Pumpkins.

La banda está formada por Brian King y
David Prouse, ambos tienen 27, y se conocieron en la Universidad de Victoria,
al oeste de Canadá. Su relación tuvo el suficiente potencial como para
convertirla en banda de rock. Los dos cantan, porque prefirieron no enredarse
con nadie más, además la idea de tener dos vocalistas sonaba bien. Sólo hay una
guitarra y el ensamble de batería. Y con algunos efectos de amplificación o
instrumentación extra, logran un sonido muy corpulento. Pareciera que son más
de dos.

La riffs tienen momentos que recuerdan al
indie más genuino de los noventa. Bandas como Jawbreaker o Drive Like Jehu, que
son señaladas como verdaderas pioneras del emo, son influencias reconocidas por
los Japandroids. Las letras no tienen ninguna complicación, son deseos
sencillos estructurados en muy pocas palabras o ironías soleadas, para rebajar
el sonido tan grueso:

“I don’t wanna worry about dying / I
just wanna worry about the sunshine girls.”

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