Después de más de 10 horas de festival era momento de que llegara tantita rebeldía al Hell & Heaven.
Twisted Sister lo hizo y dio lecciones de cómo dar un show memorable.
Mandó al carajo a Donald Trump, reversionó su propia “We’re not gonna take it” por el clásico “huevos con aceite” y le hizo saber al público que éste sería su último show en México, están en la gira de despedida.
“Esta es una despedida. Nos vamos. No somos Los Scorpions u Ozzy. ¡Esto es adiós, motherfuckers!”, gritó Dee Snider.
Este fue el cierre del escenario Heaven y el momento en el que la gente ya había recuperado energía para brincar, mover la cabeza y cantar las que se sabían.
“Es bueno estar aquí, si no hablan inglés, los que sí, por favor, traduzcan”, dijo Dee y el “olé, olé, olé, olé, Twisted Sister” se escuchó por toda la explanada del Autódromo Hermanos Rodríguez.
Esta fue una de las bandas más esperadas de la noche y puso a todos de buenas con toda la energía del grupo que inició su aventura en el glam metal desde los 70.
Le dedicaron la canción “The Fire Still Burns” a todos los músicos con carreras largas y no a “esas bandas con 15 semanas de trayectoria”.
“No somos una banda de ‘hell yeah’ sino de ‘fuck yeah'”.
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