Desde que eran niños en su casa en Naucalpan, Estado de México, los hermanos Gama siempre tuvieron cumbia a la mano, desde antes de que se llamaran Son Rompe Pera. Su padre, baterista que se desempeñaba en el noble oficio del “hueso musical” (músico de grupo versátil) solía poner cumbias, salsa y música tropical antes de irse a chambear.
En algún momento de la infancia de Mongo, Cacho y Kilo, su padre quiso especializarse en otro instrumento y conoció la marimba. A partir de entonces, decidió enseñarles a sus vástagos el fino arte de este instrumento tan peculiar y que a menudo se le trata despectivamente, tildándola de “música de viejitos”.
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Eso ocurrió hace 17 años, cuando su padre fundó la agrupación Son Rompe Pera bajo un repertorio de música tropical popular, cariz que se mantuvo hasta la muerte de su creador. Ahora, en 2019, la banda ha quedado en manos de los tres hermanos Gama quienes lo han llevado por los misteriosos rumbos de la cumbia fusión.
Punk, cumbia, psicodelia y marimba
Segú cuenta Mongo, él y sus dos hermanos han estado involucrados en varios proyectos relacionados con el punk, rock y el psychobilly (una mezcla de punk y rockabilly); sin embargo, en 2015 conocieron a la banda chilena Chico Trujillo y al verlos entendieron que la música tropical, esa que conocían desde niños por influencia de su padre, tenía aún muchas posibilidades por ofrecer.
Fue cuando recuperaron a la banda creada por su padre, moldeándola ahora a sus nuevos intereses: música que combinara punk, cumbia, psicodelia y el inconfundible sonido de la marimba.
Según cuenta Mongo, al principio les costó ir contra sus propias creencias (“hasta por ser más punks, pensábamos que apestaba”, dicen) respecto al contraste entre la música; sin embargo, progresivamente fueron aprendiendo a fusionar su gusto entre ambos géneros.
Ya con ese balón bien bajado y la idea clara de a qué querían que sonora el nuevo Son Rompe Pera, los tres hermanos y dos amigos más empezaron a presentar su propuesta en las calles de la ciudad y en fiestas privadas, para luego abrirse paso en el circuito de toquines de punk rock en la ciudad. Y, la verdad sea dicha, no hubo cadera ni pies que se resistieran al influjo de su música.
Así, con el look punk rockero por delante y con el frenético sonido de este instrumento de percusión tradicionalmente mexicano, el Son Rompe Pera comenzó a ganar fama: tal fue su éxito que el año pasado se los llevaron de gira por países de Sudamérica como Argentina y Chile.
“Justo cuando estábamos en las calles de Chile, un señor como de 60 años se paró a preguntarme que ‘¿qué onda con esa mesa?’, refiriéndose a la marimba”, recuerda Ricardo, bajista de la banda.
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Parte del impulso detrás del Son Rompe Pera es hacer que la gente revalore estos instrumentos en México y que no crea que son solamente para tocar, precisamente, música de viejitos:
“Se puede tocar infinidad de cosas con la marimba y queríamos darle esa vuelta. Los viajes nos dejaron un buen de enseñanzas y entendimos que, por todos lados, por Perú, Ecuador, Colombia, todos estaban buscando ese folklor… entonces nosotros también teníamos que hacerlo antes de que nos ganaran la idea”, señala Mongo.
Durante este 2019, la banda ha tocado en varios lugares del circuito de foros undergorund capitalino, destacando su presentación en el Gato Calavera, donde abrieron el concierto del combo chileno Anarkia Tropikal en su primera gira por México; asimismo, durante todos los viernes de agosto tocaron en el restaurante La Cañita, donde en cada ocasión atestiguan que cada vez más metaleros y rockeros se derriten ante sus cumbia punk marimbera.
La banda próximamente viajará a Chile para hacer una gira de un mes por ese país y, posteriormente, regresarán a México para seguir sembrando el camino con su música.
Mira a continuación cómo sonaron estos naucalpenses en nuestras Sesiones Chilango: