Mientras bailas te conviertes en una persona de sonrisa sincera, mirada alegre y pocas palabras. Te adentras en el sonido y te rodeas de otrxs que bailan a tu lado. Visitas espacios de tu mente nunca explorados. Amigues,
techno y tiempo dúctil. Abres los ojos y ves algo, parecen estrellas, pero si te acercas reconocerás los láseres, quizá es la luna que brilla con luz propia o ¿acaso eres tú descubriendo un nuevo color?
Así me he sentido cuando he ido a raves: espacios seguros donde la creatividad y la comunidad son primordiales, donde la libertad y la experimentación son visibles. Durante décadas, estas fiestas han sido válvulas de escape para sociedades estresadas que desde la noche han generado colectivos de arte y múltiples proyectos interdisciplinarios.
Techno es música, pero va mucho más allá: el techno y la cultura rave han atravesado continentes y épocas, y han generado una comunidad global. Si bien tuvo sus inicios en el Detroit de los ochenta, pronto se extendió por todo el mundo. De todo esto da cuenta la exposición Techno Worlds, que presenta obras de más de 20 artistas internacionales en el Centro Cultural Futurama, en Lindavista. Sus obras desdibujan los límites entre el arte, la música, el cine, la moda y la tecnología.
Esta muestra se presentó previamente en Alemania, Hungría, Canadá, Nueva York y Los Ángeles, ciudades importantes para la escena internacional de la música techno, como también lo es la Ciudad de México, sede de la muestra que hace referencia a las diversas escenas, géneros y proyectos políticos subculturales del techno, en diferentes épocas y sitios del mundo. Reúne, además, una selección de estos fenómenos narrados y representados en obras de artistas visuales y músicos.
La exposición cuenta con obra de Ryōji Ikeda, uno de los compositores más importantes de música electrónica de Japón; Susanna Czebatul, artista que a través de decoración y artefactos explora las estructuras de poder y la estética de las ideologías políticas; Chicks on Speed, colectivo multinacional fundado en los noventa por Alex Murray-Leslie y Melissa Logan, dedicado a las artes visuales, escénicas y a la música, entre otros proyectos de vanguardia digital. Además del documental de Romuald Karmakar y una contribución de Kerstin Greiner
que visualiza la estética de la escena alemana de los noventa, a través de flyers, fanzines y moda. También participan Tony Cokes, artista visual, educador estadounidense y fundador de Negro Art Collective (NAC); y otros proyectos con perspectivas feministas, queer y afrofuturistas.
Techno Worlds —proyecto del Goethe Institute— explora las complejidades del techno desde sus relaciones con la tecnología y la filosofía, la contradicción de una crítica del consumismo de esta música y su propia comercialización; la política en los espacios urbanos y de club; las muchas historias y narrativas que van de Detroit a Berlín, de Yugoslavia a Kiev y de Japón a la Ciudad de México.
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